jueves, 3 de noviembre de 2011

Documentos de la CIA prueban la proximidad de Piñera a Pinochet y la vinculan con su enorme fortuna

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Los documentos que el periódico "El Siglo" pone hoy en conocimiento de la ciudadanía, muestran no sólo la pertenencia de Sebastián Piñera Echenique al entorno más inmediato y cercano a Augusto Pinochet, sino confirman la relación directa entre esa condición de afinidad y el origen de su fortuna.

Los documentos de la CIA muestran no sólo el nivel de influencias, incluyendo una gestión de lobby del Embajador de Estados Unidos James Theberge con el Presidente de la Corte Suprema, sino también la operación de inteligencias que lo sacó del país mientras tenía orden de detención, sin perjuicio de que la investigación judicial concluyó con la condena de dos de los implicados en la estafa al Banco de Talca, mencionados también en los documentos, quienes pasaron una respetable temporada tras las rejas.

El primero de los documentos es una recopilación de antecedentes y un análisis sobre Miguel Juan Sebastián Piñera Echeñique, ordenada por el Departamento de Comunicaciones de la Embajada de Estados Unidos en Santiago, que lleva el número WSA/Was/3215B, registra entrada de datos los años 1975, 1984 y 1990, y dice relación con el lavado de activos, constitución de empresas ficticias, cohecho y asociación ilícita, actos todos relacionados con la intervención y liquidación del Banco de Talca, en 1982.

El documento informa que el padre de Piñera, José Piñera Carvallo, era colaborador de la CIA desde 1965, y que José Piñera Echeñique, hermano de Sebastián, quien se desempeñó como Ministro del Trabajo y de Minería era colaborador directo y analista financiero de la familia Pinochet.

A continuación viene un listado de empresas ficticias constituidas para recibir créditos del Banco de Talca y “comprar acciones del propio banco”. El documento atribuye la autoría intelectual de esa asociación ilícita a José Piñera Echeñique, Carlos Massad y Sebastián Piñera Echeñique.

Agrega que en virtud de ella, se crearon cerca de ochenta empresas ficticias que “utilizaban beneficios que otorgaba el Banco central de Chile para sus exportadores”. Entre las empresas, menciona a Infinco, Inversiones Río Claro, Indac, Inversiones Sevilla, Los Montes, Tamarugal, Laguna Verde, Forestal Los Lirios y Financiera Condell, entre otras. En conexión con el lavado de activos, aparecen mencionadas Calaf S.A.C.I., Lan Chile, Bancard, Fincard y Aerolíneas Escandinavas, SAS.

Miguel Calaf y Alberto Danioni, piezas claves junto con Sebastián Piñera, de la asociación ilícita para defraudar al Banco de Talca, estuvieron varios meses detenidos en Capuchinos y finalmente fueron condenados a tres años de cárcel por el magistrado Correa Bulo, sentencia ratificada en todas las instancias por las cortes superiores, incluido el recurso de casación.

De acuerdo con el número 1 del documento, el Jefe de la CIA en Santiago informa de la reunión que sostuvo el Ministro Consejero para Asuntos Latinoamericanos, George Jones, con José Piñera Carvallo, padre de Sebastián y su primo hermano, Herman Chadwick Piñera.

El número 2 informa que en dicha reunión se estableció una “acción de contrainteligencia”, eufemísticamente denominada “neutralización”, consistente en sacar del país a Sebastián Piñera y su trasladado vía Argentina y México.

El documento agrega que esa “colaboración” fue ordenada por Aguila 1, denominación en clave que designa al Embajador de Estados Unidos en Santiago, cargo que en ese entonces desempeñaba el conservador James Theberge, y que para ella se recurrió a Fernando Quijano.

Quijano, de nacionalidad mexicana, aparece vinculado no sólo a organizaciones de ultraderecha, sino también a redes neofascitas, tales como la Junta Internacional de Comités Laborales, el Movimiento de Solidaridad Iberoamericana, MSIA, y la Unión Nacional Sinarquista.

Los números de rol 428-82 y 430-82, corresponden a los recursos de amparo presentados por Sebastián Piñera, Carlos Massad y Emiliano Figueroa en contra de la resolución del juez Luis Correa Bulo, que los encargó reos como autores del delito de Defraudación al Banco de Talca y otros ilícitos.

El 8 de septiembre de 1982, la Séptima Sala de la Corte de Apelaciones rechazó el recurso de amparo, por dos votos, de los ministros Osvaldo Faúndez y Servando Jordán, contra uno, del Ministro Enrique Zurita.

El voto de mayoría estableció que “el mérito de los autos que se tienen a la vista, resulta que el mandamiento de prisión para los querellantes Sebastián Piñera Echenique, Emiliano Figueroa Sandoval y Carlos Massad Abud, ha sido expedido en caso previsto por la ley y con méritos de antecedentes que lo justifican y de conformidad, también, con lo dispuesto en el artículo 306 del Código de Procedimiento Penal".

El origen de la trama remonta al 2 de noviembre de 1981, fecha en que el Banco de Talca fue intervenido por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras, debido a que se encontraba en estado cesación de pagos, con una deuda con el Banco Central cercana a los 40 millones de dólares. La causa rol Nº 99.971-6, del 20 de mayo de 1982, fue iniciada por una querella presentada por el liquidador del banco, Eugenio Silva Risopatrón, contra los socios controladores y quienes resultaran responsables de los ilícitos que precipitaron la intervención y posterior liquidación del banco.

Detalles pormenorizados del proceso, que dicho sea de paso, se encuentra desaparecido desde el Archivo Judicial, fueron suministrados por el diario La Nación el 19 de abril pasado.

Nota: El Siglo tiene en su poder los facsímiles de los documentos desclasificados de la CIA que pueden ser solicitados si les interesa.

Recordamos que, a raíz de estas denuncias, el periodista Francisco Herreros fue amenazado de muerte el 24 de junio pasado por un "Comando Vengadores 11 de Septiembre".

http://www.atinachile.cl/

domingo, 19 de octubre de 2008

¿Por qué “El diario de Agustín” ahora?

Por Fernando Villagrán*

El nombre de Agustín Edwards está en la historia económica y política de Chile desde comienzos del siglo XIX y desde 1875 asociado a la propiedad del diario “El Mercurio”, fundado en Valparaíso algunas décadas antes. Agustín Edwards Ossandón, Agustín Edwards Ross, Agustín Edwards Mc Clure, Agustín Edwards Budge y Agustín Edwards Eatsman, cada uno con sus particulares talentos, han dado continuidad, a través de dos siglos, a una dinastía de hombres de fortuna, activos en los negocios, la política y la prensa.

Agustín Edwards Eatsman fue el heredero de un poder que lo llevó a transformarse, a comienzos de los años setenta, en cabeza del tercer grupo económico más importante del país. Después de una historia no exenta de contradicciones y vaivenes de la línea editorial de “El Mercurio”, al calor de la emergente historia democrática de Chile, a mediados de los años sesenta la creciente cadena de medios liderada por Agustín Edwards Eatsman asumió el liderazgo de las posiciones más conservadoras que se resistían al cambio de la sociedad chilena y asociaban esos intentos mayoritarios a la influencia del comunismo internacional, en el marco de la desatada guerra fría. En ese contexto, el diario combatió con fiereza la reforma agraria que ponía fin al injusto e ineficiente latifundio y demonizó una reforma de las universidades que apuntaba a la democratización de las anquilosadas estructuras que las regían y a cambios de los planes de estudio en una sociedad que pujaba por abrir puertas y ventanas a las mayorías excluidas y postergadas de los beneficios económicos y culturales y de la participación política y social.

El ataque furibundo de “El Mercurio” a la movilización de los estudiantes de la Universidad Católica conoció extremos inéditos, provocando la respuesta de los jóvenes reformistas -que contaban con el apoyo del cardenal Raúl Silva Henríquez en sus propuestas renovadoras- que instalaron en el frontis de la Alameda el cartel: “CHILENO, EL MERCURIO MIENTE”, el que de acuerdo a la historia que vendría ha quedado como un sello emblemático y vigente por más de cuatro décadas.

Baluarte de la llamada campaña del terror en contra de la candidatura presidencial de Salvador Allende, con epicentro en Estados Unidos como se demostraría luego hasta la saciedad en documentos desclasificados, tras su elección el 4 de septiembre de 1970, Agustín Edwards viajó a Washington.

En uno de los últimos documentos desclasificados de la CIA se lee el mensaje del Secretario de Estado Henry Kissinger al Presidente Nixon: “Agustín Edwards ha huido y llega aquí el lunes. Me voy a reunir con él el lunes”.

Las platas que obtuvo generosamente en su gestión directa ante los políticos más poderosos del mundo sirvieron al negocio del diario que tuvo en los años posteriores como su gran objetivo estimular el derrocamiento del gobierno de Allende. Edwards movió hilos desde el país del Norte y celebró el golpe militar a la distancia, regresando a Chile cuando la dictadura de Pinochet estaba bien consolidada y la DINA demolía a sus opositores.

En esa historia y en la que sigue hasta hoy, cuando la ya crecida cadena de medios que lidera el propietario de “El Mercurio” es un poder incólume y aparentemente incontrarrestable en la sociedad chilena, se inscribe el documental “El diario de Agustín”, que registra la indagación de un grupo de jóvenes periodistas egresados de la Universidad de Chile que realizan sus memorias de título esclareciendo la responsabilidad directa del diario en episodios de criminales violaciones a los derechos humanos.

Con frescura y valentía los jóvenes periodistas se adentran en sucesos de tiempos que no vivieron y revelan entramados silenciados durante décadas por el mismo diario a diferencia de otros actores protagónicos de los años más críticos de la vida nacional –incluidas las fuerzas armadas- que han asumido sus cuotas de responsabilidad en la destrucción de la democracia y sus dolorosas secuelas. La cadena de “El Mercurio” disfruta de una comodísima y glamorosa impunidad, asentada en los años 80 y luego al llegar la democracia en un salvataje económico de la quiebra propiciada generosamente por las autoridades de la época, acrecentando su influencia de poder transversal en el país, la que a veces –como devela la historia de esta película- reviste la forma de un temor inconmensurable a sufrir su castigo o censura en las páginas de la cadena de Agustín Edwards.

“¿Cómo pudimos vivir 30 años de silencio”, se preguntó el ex Presidente Lagos cuando se conoció el Informe Valech sobre prisión política y tortura. El mismo informe es explícito en el rol cómplice que le cupo a la prensa en esos hechos y “El diario de Agustín” se sumerge en aquellas espesas e ingratas aguas, las mismas que llevaron al Colegio de Periodistas, a mediados de 2008, a pedir público perdón por la participación de medios y colegas en criminales montajes tramados por los servicios de seguridad de la dictadura.

Hace más de 40 años el líder de los estudiantes reformistas de la Universidad Católica, Miguel Angel Solar, protagonizó un memorable debate público con el entonces Director de “El Mercurio”; pero ahora, cuando los jóvenes investigadores de “El diario de Agustín” quisieron sólo entrevistar, y por el medio que él eligiera, al dueño del diario, se encontraron con su negativa absoluta.

Es el silencio para eludir la necesaria cuenta con la historia a que se deben todos los actores públicos, más aún los que inciden en la formación de opinión ciudadana autocalificándose como “diariamente necesarios”.

Por eso y mucho más que podrá concluir cada uno a partir de lo que cuenta “El Diario de Agustín” es que nos pareció necesario realizar esta película. Porque este quinto Agustín Edwards es quizás más poderoso y relevante de los que antes llevaron el mismo nombre y apellido, con su protagonismo de cerca de medio siglo en la vida política, económica y cultural del país, la pregunta podría ser por qué no se hizo antes. La respuesta la intentan los jóvenes periodistas Eli, Hans, Claudio, Paulette, Pepa y Raúl en sus memorias de titulación. Ahora la palabra la tienen los espectadores.

sábado, 11 de octubre de 2008

El egoismo, el lucro, etc...: Razón de ser del capitalismo!!!!

Crisis del Capitalismo: Hacia el Fin de la Era Neoliberal
Marcel Claude

Capitalismo y Codicia

El capitalismo otra vez está en crisis. Los medios frenéticamente anuncian el Apocalipsis financiero now, resucitan las viejas tesis de la crisis terminal del capitalismo, esa que muchos pensadores de izquierda han pronosticado por generaciones, el Fondo Monetario, Soros, economistas de todos los rincones del planeta se adelantan a sugerir que ésta sería una de las peores crisis que haya enfrentado el capitalismo.

Pero, quizás, antes de ello deberíamos partir reconceptualizando el sistema capitalista, cuál es su esencia y su razón última: el alfa y omega de tan cuestionado sistema. Muchos lo entienden como la empresa privada o la propiedad privada, la explotación del hombre o el gobierno de la derecha, las teorías de Adam Smith o de Milton Friedman, la ley de la oferta y la demanda o la “mano invisible”.
Sin embargo y para ir mucho más al núcleo fundamental, aunque en todas esas caracterizaciones haya parte de la verdad, el sistema capitalista es en esencia un orden político, social y económico que se sustenta en la búsqueda del lucro para todo capital que pueda obtener una rentabilidad.
Es decir, obtener un beneficio mayor por sobre la inversión y de allí, atesorar ganancias sobre ganancias. Es decir, los valores que mueven al mundo capitalista son nada menos que esos viejos y desacreditados pecados capitales como la avaricia -afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas- o la codicia -afán excesivo de riquezas. El orden mundial está sustentado -hoy más que en ninguna otra época- sobre este tipo de comportamientos que no provienen precisamente del conjunto de virtudes humanas –siempre tan escasas- sino más bien de sus antípodas.

Podrán ser desacreditadas las tesis de Smith o Friedman y podrán desaparecer la propiedad privada, la economía de mercado y los gobiernos de derecha, pero si continúa el lucro como razón de ser de la sociedad humana, seguirá prevaleciendo el capitalismo y se encontrarán las instituciones adecuadas para su realización.
El lucro es en definitiva -y en simples palabras- la verdadera razón de la crisis actual. Así lo entiende profundamente la Presidenta Bachelet quien se permitió decir esto ante las naciones del mundo. Bien por ella, pero, podría también decirle eso mismo a las AFP chilenas, a los grupos económicos que en Chile depredan el medio ambiente y explotan a los trabajadores debido a su insaciable codicia.
Mal que mal, Chile es el paradigma del capitalismo salvaje y la tierra donde la avaricia y la codicia campean a su antojo, así como medraron las bestias en el principio de los tiempos.

En la actualidad -y en términos macroeconómicos- el capital tiene dos grandes ámbitos para realizar ganancias: la economía real y/o la economía financiera.
Si invertimos en plantar tomates, debemos esperar el tiempo de cosecha que no será nunca antes de seis meses. La alternativa es el mundo de las finanzas. Hoy por hoy, en ese mundo ya casi virtual, los tomates se cosechan de la noche a la mañana y los árboles crecen en fracciones de segundo.
¿Nada mal no?

En la actualidad y gracias a las características del sistema financiero global, es posible ganar mucho más -y en más corto tiempo- que en actividades reales y vamos a ver la razón de esto.

En todo caso, si a la codicia como valor supremo de la humanidad capitalista le añadimos las características actuales del mercado financiero, vamos a comprender mejor las causas de la crisis actual:
¿Para qué vas a ganar 100 si puedes ganar 500?
¿Para qué vas a producir leche si puedes comprar instrumentos financieros que rentan mucho más?
El primer problema es que los instrumentos financieros no se comen y los tomates sí, ; el segundo problema es que cuando se invierte el dinero en acciones o instrumentos financieros, se deja de invertir en la producción de leche o de trigo y, en consecuencia, hay menos actividad económica, menos empleo, menos leche y más hambre, más desempleo y más pobreza.
Según Lynn Walsh, editor de la revista Socialism Today, durante el período 1980/90, los capitalistas aumentaron sus ganancias a través de la intensificación de la explotación de los trabajadores, pero, la inversión de capital ha caído a niveles históricos. Es decir, ha habido un excedente de ganancias no invertidas en la creación de bienes de capital para la producción real y este excedente ha sido una de las principales fuentes de dinero que se ha introducido en el sector financiero.
Esto es precisamente lo que ha ocurrido en las últimas décadas.
No son pocos los especialistas que afirman que hoy la economía capitalista, en su conjunto, no es nada más que un enorme casino, en donde los ricos del mundo van a jugarse el ahorro y la riqueza del planeta: algunos perderán, pero otros van a ganar y mucho.
Mientras tanto, el ahorro de los trabajadores que ponen sus fondos de pensión en las AFP y que éstas a su vez arriesgan en los mercados financieros, se va distribuyendo etapa por etapa: una parte para las utilidades de la AFP; otra para pagar las comisiones de los operadores financieros que transan las acciones o instrumentos financieros que la AFP compra; y una no despreciable porción para sustentar los costos de operación –luz, agua, arriendos, almuerzos, viajes, materiales para oficinas lujosas, etcétera- y los sueldos de los ejecutivos de bancos y fondos de inversión que transan esos instrumentos financieros.
Todo ello con una promesa altamente riesgosa de incrementar el fondo para su pensión, es decir, con una alta probabilidad de que no sea cierto.
Si se materializa, bien para el trabajador, para los operadores financieros, los bancos y la AFP, si no, mal solo para el trabajador, puesto que la AFP ya cortó su parte, los ejecutivos de los bancos ya recibieron sus salarios, los costos de operación ya se pagaron y las comisiones ya se cobraron.
Todo ello con los fondos que se les obliga a los trabajadores a proveer para sus futuras pensiones. Así como los trabajadores que ponen sus fondos previsionales en una AFP, también hay otras personas que ponen sus ahorros en bolsas de comercio y fondos de inversión que corren la misma suerte.

Datos estremecedores que permiten sustentar estos argumentos: el sector financiero ha sido el de más rápido crecimiento en la economía mundial. A principios de los ochenta, el total de activos financieros (acciones, bonos, préstamos, hipotecas) era aproximadamente igual al Producto Interno Bruto mundial (PIB), es decir, igual a toda la riqueza del planeta.
Al final del 2005, era equivalente a 3,7 veces el PIB mundial, es decir, casi cuatro veces la riqueza global, lo que significa que no hay suficientes aviones, tomates, zapatos, trigo y leche, en el mundo, para hacer efectivo el valor de todos los activos financieros. Unos cuantos hombres de negocio tienen en sus manos la riqueza del planeta que se produce hoy y que se producirá en los próximos 4 años.


Vemos claramente cómo la avaricia se ha desplegado por el mundo sin cortapisas y cómo ello ha desviado una riqueza gigantesca de la producción real y útil, tangible o intangible, para sustentar una orgía miserable y cruel de lucro y acumulación, mientras el desempleo, la pobreza, el hambre y la desigualdad cunden como reguero de pólvora.
Dato curioso y francamente insultante: para combatir la hambruna que aqueja a más de 800 millones de personas, las naciones del mundo recolectaron 16 mil millones de dólares, mas, para resolver la crisis financiera del Wall Street el gobierno estadounidense asignó 700 mil millones de dólares –amén de todos los gastos que ya ha hecho ese país y otros del mundo desarrollado que suman una cifra similar-, es decir, 44 veces más para continuar el desenfreno absurdo de Wall Street que para enfrentar el hambre de los más necesitados .
¿Perro mundo no?

El Detonante de la Crisis: las Hipotecas Subprime

Como se ha repetido hasta el cansancio, a esta crisis se le ha denominado la crisis subprime y dice relación con préstamos hipotecarios que hizo la banca norteamericana a personas que eran incapaces de hacer frente a sus obligaciones. Como sabemos, en el año 2001 hubo otra crisis financiera conocida como la “burbuja Internet” que se desarrolló debido a la entrada exitosa en las bolsas de comercio de las empresas de Internet -en Estados Unidos con Yahoo y Amazon y en España con Terra- gracias a las elevadísimas expectativas de negocio que se basaban en proyecciones demasiado optimistas en cuanto al número de usuarios que se iban a captar.
Pues bien, éstas no se materializaron, lo que llevó a la caída del financiamiento y fue causa de otra crisis de liquidez. Entonces, la Reserva Federal –el Banco Central de Estados Unidos- para aportar liquidez al sistema hizo caer en dos años el precio del dinero desde un 6,5% a un 1%, lo que constituyó un fuerte incentivo para expandir el crédito, dado el bajo costo que la Reserva Federal le cobraba a los bancos y a los fondos de inversión por el dinero prestado. Esto favoreció el mercado inmobiliario y contribuyó a que, en 10 años, el precio real de las viviendas se multiplicara por dos en Estados Unidos, gracias a la mayor demanda que la disponibilidad de préstamos favorecía.

Durante años, las tasas de interés vigentes en los mercados financieros internacionales han sido considerablemente bajas, podemos entender la necesidad de los bancos por aumentar la oferta de créditos para compensar la disminución de sus márgenes de ganancia que significaba la caída de la tasa de interés.
La racionalización lógica de la expansión de créditos inmobiliarios a personas insolventes era muy simple: como son más riesgosos, les cobramos más interés y si pagan, bien, pero si no pagan nos quedamos con las casas cuyos precios considerablemente más altos nos permitirán recuperar el dinero prestado y ganar un excedente. El error es obvio, los precios de las casas estaban siendo empujados hacia arriba, entre otras cosas, por el aumento de los créditos hipotecarios de mala calidad que hacían subir la demanda y, en consecuencia, el precio y la oferta futura de casas. Es decir, un boom inmobiliario artificialmente construido.

El aumento en el número de operaciones de los bancos, no lo podían solventar cos sus propios recursos, por lo que, gracias a la Globalización que mantiene en línea a todos los mercados financieros del mundo, pudieron recurrir a la banca internacional para obtener los fondos necesarios.
Esto, en virtud del mercado interbancario -que es donde los bancos se prestan dinero unos a otros. Sin embargo, con ello debilitaban el cumplimiento de las llamadas Normas de Basilea que le exigen al banco un capital no inferior a un determinado porcentaje de sus activos –en los que se incluyen los préstamos que otorgan. Eso fue precisamente lo que estaba ocurriendo: el aumento en los créditos hipotecarios de alto riesgo les hacía quebrantar dichas normas.
Para salvar la situación, los bancos actuaron implementando dos operaciones articuladas mutuamente: primero, creando los denominados conduits, que consisten en filiales de los bancos bajo la forma jurídica de fondos de inversión que, gracias a la normativa hoy vigente, no estaban obligados a mostrar balances consolidados con los bancos que los habían creado y que pertenecían al mismo dueño; segundo, creando la llamada “Titulación” que consiste en la invención de un nuevo instrumento financiero que no es nada más que un paquete de deudas hipotecarias, en los que se mezclaban tanto las prime como las subprime.
En consecuencia, ahora el banco tenía un conjunto de nuevos instrumentos que se denominaban MBS (Mortgage Backed Securities) y que consistían en un conjunto de obligaciones garantizadas por la hipoteca de los inmuebles y que no eran más que canastas que agrupaban créditos de distinta categoría de riesgo.

Con estos dos inventos financieros, el banco hacía que los fondos de inversión (sus conduits) compraran dichos instrumentos MBS y de esa manera lograba reducir mágicamente la vulnerabilidad en su cartera de créditos y aumentar la relación entre su capital y los créditos otorgados. Esto porque le vendían su cartera de clientes a sus fondos de inversión. Lo absurdo es que el banco y los fondos de inversión le pertenecían al mismo dueño, pero, de esa manera lograban cumplir con las Normas de Basilea. A su vez, estos fondos de inversión, mediante los créditos interbancarios conseguían los recursos para comprar los MBS y, por otra parte, vendían estos MBS a otros fondos de inversión, sociedades de capital de riesgo, aseguradoras, financieras, sociedades patrimoniales y administradoras de fondos de pensión.
Para que todo esto pudiese operar “limpiamente” se requería del apoyo de las clasificadoras de riesgo, es decir, tenían que ser bien evaluados por las agencias de rating, que califican en función de la solvencia de los instrumentos financieros.
Para ello procedían a una nueva “Titulación” o reestructuración, esta vez de los MBS, creando nuevos paquetes pero de MBS que se denominaban tranches. Aquellos con mayor probabilidad de pago eran reclasificados en categoría AAA, es decir, con el menor riesgo, los más solventes. Estos MBS ordenados en tranches fueron rebautizados como CDO (Collateralized Debt Obligations), es decir, deudas colaterales pues se apoyaban en las características de otras deudas. El cuento sigue, puesto que con estos CDO creaban otros instrumentos como los CDS (Credit Default Swaps) ofreciendo más y más intereses sobre deudas hipotecarias de dudosa credibilidad.

Los deudores hipotecarios se dieron cuenta que estaban pagando por sus casas más de lo que ahora costaban y no pudieron o no quisieron seguir pagando sus deudas. Automáticamente, nadie quiso comprar MBS, CDO o CDS, y quienes ya los tenían no pudieron venderlos.
Pérdida total.
La crisis de credibilidad se instaló inmediatamente y los bancos debieron recurrir, una vez más, a los prestamos interbancarios, pero, o no conseguían créditos o lo hacían a tasas muy altas. En consecuencia, se produjo la temida crisis de liquidez, es decir, no había dinero, por lo que no se otorgaban créditos ni hipotecas, caía la demanda de las empresas constructoras, caía el precio de sus acciones en bolsa, empezaba a subir la tasa de interés y los deudores habitacionales empezaban a pagar más por la deuda, a las empresas menos solventes se les cerraba el acceso al crédito, los bancos se quedaban sin recursos y empezaban a vender acciones, bonos, edificios, y todo esto empezaba lentamente a repercutir en los precios y la demanda global, por lo que comenzaba a aumentar el desempleo, la inflación y a caer toda la actividad económica real.
Es decir: recesión.

Si queremos superar este régimen que genera pobreza, marginalización, depredación del medio ambiente tendremos que hacer muchos esfuerzos para entender su funcionamiento y sus crisis.Ello no es fácil!

viernes, 19 de septiembre de 2008

Hay que Detener Esta Locura

Me propongo compartir con ustedes un análisis comparado de los resultados que publica Codelco y los que publican las mineras privadas. Los chilenos vamos a tener que meternos en estos temas; necesitamos comprenderlos, porque para decirlo con franqueza, estamos haciendo el loco. Estamos siendo despojados de nuestra principal riqueza.

Aquí hay un puñado de agentes de las empresas mineras que han manejado y que manejan las políticas mineras del país, a espaldas de todos nosotros.

En torno a este tema se da el caso de corrupción más flagrante que exista en nuestro país. Es mucho más grave que la corrupción, por decirlo así, al menudeo que se denuncia con relación a otras partes, porque en la corrupción al menudeo hay mecanismos democráticos para controlarla. Pero para esta corrupción en gran escala, los mecanismos democráticos básicos, como la oposición, en este caso fallan, porque en esta corrupción están involucrados la oposición y el gobierno.

Hay que decirlo con toda claridad: las mineras privadas financian las campañas tanto de la oposición como del gobierno, y eso permite, por ejemplo, que haya grupos transversales, como el que hace algunos días firmó una carta, pidiendo la privatización del Codelco. Casi todos ellos son agentes de las empresas mineras; o sea, están ahí con nombres y apellidos.

Ellos dirigen Codelco, dirigen la política minera del gobierno y trabajan para las mineras. Evidentemente, el resto de los chilenos esta situación no la podemos tolerar. Es como mucho, porque las cifras involucradas son demasiado grandes. Lo que se llevan estas empresas, y Orlando lo mencionó, equivale a lo que el Estado gasta en previsión, salud y educación, todo junto. Y se lo llevan básicamente tres empresas, que son las que controlan la mitad de la producción de todo el país. Una de ellas, Escondida, controla el 30%, igual que Codelco, y con dos más que se le suman, se llega a la mitad de toda la producción de cobre.

Con estos dineros le estamos financiando a la mayor de estas empresas, la anglo-australiana BHP Billiton, la más grande de mundo, el control total del mercado del cobre y del hierro. Resulta que esta empresa está comprando a la tercera del mercado, Río Tinto, y los que estamos pagando la cuenta somos nosotros. Es nuestro dinero, nuestro cobre, lo que está pagando lo que se llevan y lo que nos pertenece. Sumadas ambas empresas llegan a una capitalización de mercado cercana a los 500 mil millones de dólares.

Esto está inflado por el precio del cobre, que no va a seguir en los niveles actuales. Digamos que hay una burbuja especulativa en eso, pero hoy el valor de mercado de estas dos empresas suma 500 mil millones de dólares. Es decir, estamos financiando el crecimiento de estos gigantes. Para que se hagan una idea, el valor de mercado de Microsoft es de 230 mil millones de dólares, y el de IBM, poco más de cien mil. Lo más grave del monstruo que se está creando, es que va a controlar el mercado del hierro. Y contra quién compite en el mercado del hierro. Compite con Vale de Río Doce, empresa que pertenece al Estado brasileño. O sea, los chilenos estamos financiando al competidor de una empresa de un país que es nuestro aliado natural, le estamos ayudando a controlar el mercado del hierro. No sólo nos hacemos el harakiri, sino también se lo hacemos a nuestro principal aliado en América Latina. Es una política insensata por donde se la mire y no puede continuar así.

Revertir esto es uno de los elementos básicos de una política nacional, y es algo que va a ocurrir en los próximos años. De hecho, está ocurriendo en todos los países que tienen recursos naturales. Todos han renegociado sus contratos, y las empresas lo saben. Rusia ha recuperado prácticamente todos los recursos naturales que Yeltsin entregó a las trasnacionales. Sin embargo, las trasnacionales siguen operando en Rusia.

Venezuela renegoció recién todos sus contratos con las multinacionales del petróleo y las multinacionales siguen operando en Venezuela. Bolivia ha renegociado los contratos con todas las multinacionales que operan con el gas, y las multinacionales siguen operando ahí, pero bajo condiciones razonables. Nigeria ha renegociado los contratos con las multinacionales, es decir, es evidente para cualquiera, también para estas empresas, que una situación como esta no puede seguir, y que por lo tanto es un tema que está absolutamente en el tapete. Es una de las tareas que debemos enfrentar y para eso es necesario que entremos al detalle de algunos aspectos.

El punto que quiero mostrar es que el análisis de los balances de las empresas que están entregando información respecto de sus resultados, muestra que no son veraces. Esto surge de una manera bastante clara del análisis de los balances. Las empresas mineras ganaron 18 mil 990 millones de dólares en 2006, de acuerdo a sus propios balances. O sea, en un año recuperaron toda la inversión que hicieron todas las mineras privadas desde 1974 hasta 2006.

En 2007 superaron eso también. O sea, en un año recuperan todo lo que invirtieron en treinta. El precio del cobre, expresado pesado en toneladas es de seis mil dólares por tonelada, seis mil setecientos en 2006. Por supuesto, es el mismo precio del cobre para Codelco y las empresas privadas.

En este momento, la producción de Codelco es de un millón y medio de toneladas. La de las empresas transnacionales es de 3,7 millones de toneladas; o sea, están produciendo mucho mas que nosotros. Ahora fíjense que cosa tan sorprendente es lo que arrojan los resultados, que en el caso de Codelco, sí sabemos que son fidedignos.

Codelco gana por cada tonelada de cobre que produce seis mil cuatrocientos ochenta dólares. Pero cómo es esto, si el precio de venta es de seis mil. O sea, más o menos lo mismo. En otras palabras, o Codelco gana sobre el precio de venta o no tiene costos. Vean lo que es el negocio del cobre en Chile: es un negocio que no tiene costo, porque resulta que todo lo que se vende, queda como utilidad. Ustedes dirán, este señor está loco porque todo tiene costo, porque es obvio que hay maquinarias, que hay sueldos. Veamos como es la cosa. Si está en el balance de Codelco. Aquí dice que gana seis mil cuatrocientos ochenta dólares por cada tonelada de cobre que produjo, en circunstancias que aquí también dice que el precio es seis mil setecientos.

¿Cómo se explica esto? Se explica por esta línea que ustedes ven aquí. Resulta que Codelco recibe mil novecientos setenta y nueve dólares por el valor de los subproductos por cada tonelada de cobre que produce, y esto es entonces lo que le paga todos los costos.

Fíjense ustedes qué interesante es esto: el negocio del cobre es tan bueno en Chile que sacar el cobre, refinarlo procesarlo y transportarlo sale gratis, porque resulta que junto con el cobre que se saca, viene el molibdeno, la plata, el oro y todas esas cosas que salen de yapa. Y la yapa que sale es tan grande, que nos paga todos los costos de hacer el hoyo, de moler el material, de transportarlo, de pagarle a los viejos, de los camiones, de la fundición, de la refinación, del transporte y de la comercialización, que no es poco en el caso de Codelco, porque harta plata se gasta en cosas que no se ven. Bueno, todo eso lo pagan los subproductos, y queda neto el precio del cobre como ganancia.

Este cuadro, referido a la información proporcionada por las empresas privadas, muestra que al parecer nos están haciendo lesos con el resultado que declaran, sobre el cual pagan sus impuestos. Fíjense ustedes qué cosa más rara. Codelco saca seis mil cuatrocientos ochenta dólares de utilidades por cada tonelada de cobre que produce, y resulta que las mineras privadas sacan cinco mil no más. O sea que Codelco, que ustedes han oído que es una empresa muy ineficiente, una empresa muy antigua, una empresa que tiene minerales de más baja ley, saca mayores utilidades por tonelada de cobre que lo que sacan las “eficientes” empresas mineras privadas. La mayoría de ellas no publica cuánto saca por sus productos.

Pero hay una que sí publica sus resultados, que es La Escondida. Fíjense aquí, que saca ciento veintidós dólares en subproductos por tonelada de cobre producido. En cambio, Codelco mil novecientos sesenta y nueve dólares por concepto de subproductos, por cada tonelada de cobre producido. Yo les pregunto a ustedes ¿será tan distinto el mineral que explota Escondida del que explota Codelco? Claro, Escondida exporta concentrado y lo exporta a una filial y esa filial es la que saca los subproductos. Es esa filial la que le dice, mire, había sólo ciento veintidós dólares en subproductos. Entonces la implicación obvia es que con estas cifras, que como digo son publicadas por la propia compañía, las autoridades deberían estar investigando a estas empresas, de arriba a abajo porque esto es completamente inconcebible.

Es verdad que Codelco es una empresa más antigua, es verdad que tiene costos laborales mayores, es verdad que tiene un gasto administrativo muy superior, que otras no tienen. Es verdad que Codelco tiene yacimientos con leyes que son la mitad de las otras; es verdad que tiene procesos de producción más complicados. Entonces, es mentira que las mineras privadas estén ganando menos que Codelco, que al menos sabemos que hace bien sus cuentas. Este análisis lo habíamos hecho antes para el periodo 1998-2005 y demostró que efectivamente Escondida durante toda su vida ha cargado costos de refinación con su filial a precios más altos que los de mercado y que ha vendido el cobre a precios más bajos que los del mercado.

Eso quedó demostrado en ese estudio.

Esas son las cosas que claman al cielo.

Esas son las cosas que tenemos que entrar a cambiar.
Por Manuel Riesco

Única Solución: Renacionalización

Quiero compartir con ustedes un comentario de un profesor chileno que está en EE.UU., que por petición de Noam Chomsky, nos solicitó un documento sobre el cobre. Él dice: “le acabo de echar una ojeada y sólo puedo decir que la indignación es tanta que ni siquiera puedo concentrarme para escribir este par de líneas. Todo lo que ustedes denuncian es increíble, pero más increíble es cómo se oculta todo de la opinión pública. Hace como cuatro meses que no me fumo un pucho, pero voy a tener que salir a comprarme una cajetilla para calmarme un poco”. Se trata de un profesor chileno de una universidad norteamericana, que se está informando permanentemente de lo que pasa en Chile.

El gobierno de Michelle Bachelet ha enfrentado los problemas y los movimientos sociales con los recursos de un porcentaje mínimo de lo que aporta el cobre. Sin esos recursos, la sociedad chilena estaría en una situación bastante crítica, incluso desde el punto de vista de una situación de explosión social.

El cobre es nuestra principal riqueza natural. Su exportación representa un 60% del total exportado. Chile tiene un 0,5% del territorio mundial y el 40% de las reservas mundiales de cobre. Para entender la importancia internacional que ello significa, la OPEP produce el 37% de la exportación nacional de petróleo y Arabia Saudita el 11%. La OPEP son 11 países. Chile, como un solo país controla el 36% de la producción de cobre. Las exportaciones de petróleo de Venezuela alcanzan 51 mil millones de dólares. Las exportaciones chilenas de cobre constituyen el 71% de las exportaciones del petróleo de Venezuela, con datos del 2006. El petróleo en México es muy importante. Fue nacionalizado en fecha bastante anterior a la nacionalización del cobre y las exportaciones de PEMEX son menores que las exportaciones chilenas.

Ustedes saben que la nacionalización del cobre se hizo con una Reforma Constitucional, y no sólo por una ley. Allende plantea al Congreso que esa situación es tan importante para Chile, al punto que va a significar una segunda independencia, que tiene que quedar establecido en la Constitución.

La decisión soberana de nacionalizar el cobre por vía de la Constitución, se apoya en resoluciones de Naciones Unidas, que establecen que los recursos naturales deben estar bajo formas soberanas y servir en beneficio de los pueblos y de los estados donde están esos recursos; y que la vulneración de eso puede crear dificultades internacionales.

La nacionalización del cobre ha sido lo más importante desde el punto de vista económico, social y político del siglo XX, y sin embargo por una simple normativa, que la dictadura denominó concesión plena, eso se revirtió. José Piñera definió la concesión plena aún con mejores características que la propiedad privada. Es realmente increíble. El propio Piñera dice “me concentré un mes a estudiar las legislaciones de la historia y en la situación contemporánea y he descubierto la forma de disolver el nudo gordiano”. Así entrega en propiedad privada los yacimientos, a pesar de que la Constitución dice que el Estado tiene el dominio absoluto, exclusivo e imprescriptible de todas las minas.

Radomiro Tomic dijo que la concesión plena fue tramitada y aprobada en secreto, bajo el supuesto absoluto e irremediablemente erróneo de que el progreso científico y tecnológico llevaría al cobre a un metal sin valor, por lo que Chile debe apresurarse a extraer y exportar la mayor cantidad posible en el menor tiempo, para lo cual es indispensable ofrecer las garantías y privilegios que sean necesarios al gran capital internacional. Esa es la toda justificación detrás de la propuesta de José Piñera.

No existe legislación minera en el mundo como la concesión plena, en la cual se privilegie y garantice, y se mejore, los derechos al titular del dominio privado, sin plazo de término, irrevocable, inmodificable y en caso de expropiación, con pago del valor comercial del yacimiento, no sólo de las inversiones, sino también el pago de los flujos futuros. O sea, Chile tendría que pagar los yacimientos de cobre, incluyendo los subproductos, hasta el momento en que se agoten. Además, dice Radomiro Tomic, la concesión plena faculta al concesionario para hacer lo que quiera, con los socios que quiera y cuando quiera, con los derechos que ella le asegura sobre el mineral, que retira gratuitamente. Puede venderla, arrendarla cederla, aportarla, hipotecarla o transmitirla en herencia.

Se ha llegado a estos extremos por estimar que el cobre será un metal obsoleto.

En esa época estaba muy presente la historia del salitre. El cobre tiene una situación totalmente diferente. Casi todos los energéticos se convierten en energía eléctrica. La energía eléctrica tiene que ser distribuida necesariamente por cobre como uno de los conductores principales. Tomic señaló que quien controla el cobre, controla Chile, y dijo también que Codelco quedará arrinconado. Cómo negar que quién controla el cobre controla Chile. Controla todo el proceso minero industrial, y eso es lo que ha pasado realmente. El programa de la Concertación decía autonomía y soberanía nacional en el cobre, y daba una serie de elementos en relación a la producción, al precio, al valor agregado, a la defensa de Codelco, al desarrollo de la ciencia en Chile. Pero en la realidad pasó lo contrario.

Durante la dictadura se crearon las condiciones jurídicas para el ingreso del capital extranjero; pero el riesgo de hacer esa inversión era muy grande. Incluso asesores chilenos de las empresas extranjeras recomendaron que no se hicieran en ese momento. Es en el período de la Concertación cuando se hace cerca del 85% de las inversiones extranjeras en la minería. El programa de la Concertación decía que había que aumentar la producción en forma regulada, en función de las condiciones de mercado. Pero, en lugar de eso, se pasó de niveles de millón y medio de toneladas anuales, a cinco millones. Chile se demoró 90 años para producir un millón y medio de toneladas en el siglo pasado, y después, sólo en seis años, se incrementó la producción en una cantidad similar a la que se había incrementado en 90 años. Ese es el período en que se genera la sobreproducción mundial de cobre desde Chile, con una baja profunda y prolongada del precio.

En 1997 las empresas extranjeras controlaban el 4,5% y Codelco controlaba el 100% de la gran minería, que es la que cuenta. En 2006, las empresas extranjeras controlan el 70%; ahora ya es el 71,5%. Esta es una situación increíble.

Chile ha aumentado su participación en el mercado mundial. En los documentos del gobierno, del ministerio y de Codelco se señala esto como un gran éxito. Sube de 13% en 1980, a 35% en el mercado mundial. Pero Codelco, que había aumentado su participación a 13,3% en 1990, empieza a disminuir hasta 11% en 2006, y las extranjeras que operan en Chile aumentan su participación de 2,1% en 1980, a un 24,2% en 2006. Es decir el incremento que se presenta de Chile es de las empresas extranjeras, que incluye todo el incremento, más lo que disminuye Codelco.

En Chile existió como historia aplicada, con diferentes énfasis por los diferentes gobiernos, que en Chile debería refinarse todo el cobre y empezar la manufactura. Sin embargo, la producción de concentrados de cobre de las empresas extranjeras pasa del 27,4% en 1990, al 54% en 2006. Por tanto, estas empresas no tienen fundición ni refinería. El concentrado de cobre, que tiene sólo 30% de mineral y el resto es tierra, es la forma fundamental de producción de estas empresas. Entonces, cuando se hace un balance comparativo con Codelco, su costo tiene que ser mayor porque tiene fundiciones y refinerías. Eso ha modificado fundamentalmente la situación chilena. De las exportaciones totales de concentrado de cobre, las empresas extranjeras exportan el 88% y el 12% lo exporta Codelco.

En Chile hubo un aumento de la producción mayor al aumento de la demanda mundial, y eso bajó profundamente los precios del año 1996 a 2003, con un promedio en torno a 60 centavos. En esa época hicimos una serie de trabajos donde planteábamos la necesidad de que Chile ajustara la producción a las condiciones del mercado mundial, o sea no producir más que la demanda mundial. Después de mucha discusión, eso se aceptó. Las empresas extranjeras y Codelco acordaron disminuir la producción, y la estatal formó un stock regulador.

Los precios de inmediato empezaron a subir, adicionalmente con un incremento de la demanda de China. Las más beneficiadas fueron las empresas extranjeras y esto no es novedoso. Se lo hemos dicho incluso a la Presidenta de la República.

Nosotros estimamos que en 2006 las empresas extranjeras obtuvieron utilidades de 20 mil millones de dólares, con datos del Banco Central. Para entender esto hay que hacer una relación entre las ventas globales y los costos. Ellos informan un poco menos de 19 mil millones de dólares de utilidades, considerando depreciación e intereses. O sea, las utilidades de un año son mayores a las inversiones extranjeras brutas en la minería chilena de 1974 a 2005, que suman 19 mil millones. O sea un año de utilidades amortizó inversiones de 32 años. Son las inversiones que han permitido la desnacionalización del cobre. En un año se financian, o cubren, todas las inversiones. Las empresas realizan inversiones y empieza el proceso de depreciación, en el caso del cobre en forma acelerada. Es un retiro de capital por desgaste. Si hacemos la operación, la inversión extranjera neta, todo con datos oficiales 1974-2005, es la mitad de la inversión bruta, es decir, cerca de 10 mil millones de dólares. Por lo tanto, las ganancias del grupo extranjero en el cobre son el doble de las inversiones netas.

Además, si hacemos un análisis adicional, gran parte de las inversiones ha sido con reinversión de utilidades del año anterior. Los 20 mil millones de dólares en ganancias el 2006 equivalen al 17 % del PIB; al 75 % del Presupuesto del Estado y son más de 2 veces los presupuestos conjuntos globales de los ministerios de salud y educación, y mayores a la suma del PIB de Bolivia y de Paraguay.

Estas ganancias se deben a que se apropian de la renta minera, que es el valor del recurso más las ganancias normales, y también a que se apropian de una parte de la masa salarial, porque esas empresas ocupan mucho trabajo de empresas contratistas y subcontratistas. O sea, ahí hay parte de salarios chilenos que ha pasado a las ganancias. Pero lo fundamental está en la renta minera, que tiene que ver con el precio. Los errores fundamentales son, primero, que el cobre iba a ser obsoleto. Es un error tremendo que marca toda la historia reciente.

Segundo, a pesar de que Chile tiene una participación del 36%, mayor o similar a la de la OPEP en los mercados correspondientes, es tomador y no formador de precios, debido a que el neoliberalismo entiende que los mercados funcionan libremente. El tercer error es estimar el precio futuro deliberadamente bajo en los presupuestos nacionales. Estaba fijado en 90 centavos de dólar. Ahora que está a 3,50 dólares, es posible que lo suban de 125 a 140. Nuestros trabajos demuestran que hay un cambio de los términos de intercambio desde una situación desfavorable a una situación favorable, en el caso de energéticos y metales. No es una cosa de ahora y va a ser un cambio histórico, o sea, va a haber muy buenos precios.

Nosotros planteamos renacionalizar el cobre y un control democrático y transparente de Codelco. La renacionalización tiene que ser impulsada por un proceso creciente de captar la renta, y posiblemente captar también la propiedad de algunas empresas y yacimientos. En realidad, la desnacionalización del cobre ha sido posible con la complicidad de los dirigentes políticos y de la mayoría de los centros de estudio de universidades tradicionales. Algunos dirigentes dicen que no quieren ser parte de esa estrategia cómplice. Por nuestra parte, denunciamos esto como el robo del siglo XX y del siglo XXI. Codelco debería ser transparente y eficiente y Chile tiene que ir a la renacionalizacion del cobre.


Por Orlando Caputo