viernes, 31 de agosto de 2007

Salarios justos: ¿Más subsidios o mejor mercado?

La invitación a pagar salarios éticos ha vuelto la atención sobre los deprimidos salarios promedio y qué hacer para mejorarlos. La solución depende de responder porqué son tan bajos los salarios medios en Chile.
Los economistas responderán sin vacilar que ello se debe a la baja productividad promedio del trabajo, por ende, se paga poco. Me explico. La mayoría de los economistas afirman que el salario individual depende únicamente de la productividad del trabajo que se paga.
En consecuencia, al contratar un trabajador, los empleadores pagarán sólo el salario que retribuya su productividad. Pero como no es posible saber a priori cuán bueno o malo será el trabajador que se contrata, la solución es pagarle “el salario de mercado”, es decir, el salario promedio que se paga en general para esa función.
Si el trabajador no era bueno, salió beneficiado por el salario del mercado; si era muy bueno, de nada le valió su esfuerzo y entrega. Aquí es donde los economistas se esmeran en afirmar que operan en el mercado incentivos generosos para premiar a los buenos trabajadores: pueden obtener empleos con mejores salarios y existen remuneraciones variables que premian el mejor trabajo; más productividad se paga mejor.
Por añadidura, mientras más crezca la economía, dicen, habrá más empleos y mejores salarios. Pero en realidad no suele ser así. Entre 1990 y 2006 el PIB chileno no ha dejado de crecer, pero los salarios medios sólo se han multiplicado en 1.5 veces (CASEN).
El crecimiento tira más fuerte a los salarios más altos y a las utilidades empresariales que a los salarios medios.
El “salario de mercado” ha sido conservador al trasladar el crecimiento económico a las remuneraciones medias. A su vez, la obtención de mejores empleos no depende sólo de un buen desempeño laboral -especialmente en Chile, donde características personales, familiares o sociales son más determinantes que los méritos profesionales-.
Además, las remuneraciones variables más frecuentes no premian la productividad sino el mayor tiempo de trabajo (sobre sueldo) y la mayor intensidad del trabajo (comisiones, bonos por producción, trato).
Las empresas chilenas, especialmente las más grandes, prefieren remunerar por más cantidad de trabajo y no por mejor calidad del trabajo; las posibilidades de obtener un mayor salario suelen depender casi exclusivamente de la dedicación más intensa y más prolongada al trabajo.
De hecho, la porción de remuneración variable es mayor en trabajadores de baja calificación o bajo posicionamiento y, en cambio, la remuneración fija prima entre los profesionales y directivos superiores (Encuesta de Remuneraciones INE).
En definitiva, la variabilidad salarial en Chile no premia al capital humano sino el aumento de la carga trabajo.
La simpatía empresarial por las remuneraciones variables no incluye a la gratificación, remuneración que varía según los resultados de la empresa; ésta no premia la cantidad de trabajo ni el tiempo trabajado, sino que es proporcional a los resultados de la empresa.
Lo esencial, aquí, es que se trata de una remuneración distributiva, cuya vocación de repartir los beneficios que resultan de la combinación entre capital y trabajo la ha excluido del debate sobre flexibilidad laboral.
La opinión de los grandes gremios empresariales es favorable a que los salarios varíen, pero sólo por rendimiento y tiempo trabajado, no por los resultados de la empresa. En la actualidad, las empresas tienen dos fórmulas legales para dar gratificaciones: pagar el 30% de las utilidades líquidas o pagar el 25% de las remuneraciones mensuales devengadas por cada trabajador en el año, con un límite de 4,75 ingresos mínimos mensuales.
Esta modalidad es la adoptada por más del 70% de las empresas y permite a las que logran más utilidades, pagar proporcionalmente menos gratificación.
Es una gratificación regresiva: a mayor utilidad, proporcionalmente menor gratificación.
Gracias a esta norma el “salario de mercado” es independiente de las utilidades empresariales. Como se ve, en realidad las deprimidas remuneraciones medias en Chile reflejan un “salario de mercado” que no crece igual que la economía, premia más el esfuerzo que la calidad y es insensible a las utilidades de las empresas.
¿Qué hacer?
Los liberales chilenos parecen tener más fe en los subsidios públicos que en el buen funcionamiento del mercado: antes que corregir el mercado de trabajo para que efectivamente pague a los trabajadores conforme el aporte que hacen a las empresas, prefieren que el estado financie subsidios públicos familiares.
El mercado, parecen creer, no puede pagar mejores salarios medios; debe ser el Estado el que financie mejores ingresos familiares.
Las empresas -parecen decir estos liberales- no pueden tener más responsabilidades para con sus trabajadores. El Estado debe reorientar su gasto en subsidios directos para los trabajadores de bajos salarios, aun cuando sigan trabajando para sus empleadores.
En esta opción, los empleadores no deben solidarizar con sus trabajadores sino debe hacerlo el Estado reorientando el gasto público: el financiamiento en salud, educación, previsión y vivienda deberá solidarizar con subsidios a los bajos salarios.
Sin embargo, existe otra posibilidad: que el mercado laboral efectivamente se abra a aumentar los salarios medios, para que las personas que trabajan obtengan mayores beneficios por su subordinación y obediencia a empleadores privados.
Eso se puede lograr mediante mecanismos laborales de redistribución: condiciones salariales y laborales iguales para trabajadores directos y subcontratados que hagan la misma faena, sincerar la gratificación para que se pague conforme a los resultados efectivos de las empresas y revitalizar la negociación colectiva para que el crecimiento económico beneficie también a los trabajadores.
En esta opción la creación de riqueza se asocia a asumir co-responsabilidades empresariales y laborales, y no sólo a tender la mano hacia el Estado

domingo, 26 de agosto de 2007

“Estoy con Fernando Montes: el salario máximo debe tener un techo”

“Si el PC estuviera detrás de todos los movimientos de los trabajadores, hoy día estaría en el poder, en el Parlamento y en La Moneda”.

Está cansado de tanto ajetreo. Por primera vez en años, los temas laborales y sindicales han sido portada y eso lo tiene lleno de actividades. Mientras prepara la movilización nacional del 29 de agosto, el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) apoya la prédica de los sacerdotes y dispara sin filtro contra los empresarios, Piñera, Matthei y el Gobierno. Sin pelos en la lengua.

-¿Por qué la CUT se restó de participar en el Consejo Asesor para la Equidad?
-Creemos que no se necesitan tantas comisiones para entender cómo mejorar las condiciones de trabajo de la gente. Ellos saben lo que hay que hacer, porque han conversado con los trabajadores varias veces. Lo que deberían hacer ahora es tomar las decisiones que saben que hay que tomar.
-¿No tuvieron miedo de sentarse a conversar porque los trabajadores se podrían haber desmovilizado?
-No, nosotros no tomamos las decisiones así. Las cosas las hacemos porque hay que hacerlas, no por miedo. Si fuera importante estar en el consejo sin duda estaríamos, pero para nosotros no es importante participar.
-Evelyn Matthei dio a entender que los economistas son los más indicados para resolver los problemas de desigualdad y que no basta con buenas intenciones. ¿Cree que las personas que no saben de economía pueden dar soluciones reales?
-Yo creo que la Matthei tiene un complejo de economista. Esa respuesta se la dio al obispo Alejandro Goic, y ahora dice lo mismo para el consejo asesor. Está medio rayada con esa respuesta.
-¿Qué opina sobre la propuesta de Piñera, de que el Estado subsidie a los trabajadores que ganan menos de 280 mil pesos?
-Piñera predica lo que los demás tienen que hacer, pero lo que él debería es dar el ejemplo al país. Y su idea de que el Estado pague los sueldos me parece una patudez, eso es oportunismo.
-Después de que el obispo Goic habló del salario mínimo ético, el sacerdote Fernando Montes puso en el tapete el tema del salario máximo ético. ¿Qué opina usted de ese énfasis?
-Chile y Brasil son los países que más diferencias salariales tienen. Mientras el gerente de una empresa gana 24 millones de pesos, al lado hay un trabajador que gana el salario mínimo. Esto no puede ser. Estas diferencias generan las desigualdades y las odiosidades que se dan hoy día. Yo estoy con el sacerdote Montes en la idea de que el salario máximo debe tener un techo.
-Los empresarios han culpado al Partido Comunista de estar tras las movilizaciones que protagonizan actualmente los trabajadores.
-Se nota que esos empresarios nunca han salido más allá de la oficina de su empresa y de su casa. No tienen idea de lo que pasa en el país. Si el PC estuviera detrás de todos los movimientos de los trabajadores, hoy día estaría en el poder, en el Parlamento y en La Moneda. Decir eso es malintencionado de parte de los empresarios y una falta de respeto a los trabajadores. Los trabajadores tienen perfecta capacidad para decidir lo que tienen que hacer y no necesitan que nadie se lo diga.
-¿Pero por qué vinieron tantas huelgas justo ahora?
-Ha habido un proceso de construcción. Esto es el fruto de años de trabajo de mucha gente que construyó sindicatos donde no los había, que fue educando, elevando los niveles de conciencia y por eso hoy el movimiento sindical da luces. Después de muchos años empezamos a sacar la voz.
-¿Por qué declaró que no habrá paz social mientras no se respeten los derechos de los trabajadores?
-La gente hoy día está violentada en sus derechos y en su dignidad. Mientras las condiciones no cambien y los sigan aplastando, la gente no se va a quedar tranquila y va a seguir manifestándose.
-Uno de los temas que quieren poner en el tapete con la movilización del miércoles que viene es el concepto de empresa. ¿En qué sentido quieren modificarlo?
-Para nosotros, la empresa es la suma de todas las razones sociales de un mismo dueño y compañía. No aceptamos que cada razón social sea una empresa distinta, porque por ese camino se dejan de respetar los derechos laborales, como el de negociación colectiva.

miércoles, 22 de agosto de 2007

“Me impacta la rabia que están anidando los trabajadores”

"Chile necesita tanto de Pablo Neruda como de sus economistas para vivir", dice el jesuita Fernando Montes ante lo que parece una dictadura del discurso económico. El rector de la Universidad Alberto Hurtado y comentarista de Canal 13 se rebela ante esa realidad y arremete con una invitación en la que, por cierto, incluye a los trabajadores: discutir sobre el salario máximo ético.

"El país ha tenido un enorme progreso y es extremadamente importante que se visualice una buena distribución de ese avance", empieza Montes. "No puede haber un país moderno con los niveles de inequidad que hay en Chile. Eso es sembrar una tempestad".

-¿Cómo define un salario máximo ético?

-No quiero dar cifras, es irrelevante. Sí me parece que el que gana mucho tiene una responsabilidad social creciente y tiene que devolver a la sociedad parte de lo que recibe con sus impuestos, su iniciativa y sus inversiones. Es obvio que, así como hay sueldos que hieren la conciencia nacional porque están por debajo de un mínimo ético, también hay ciertos máximos que llaman la atención en un país de pobres.

Montes ejemplifica. "El año pasado me llegaron cartas alegando porque dije que me escandalizaba que un deportista cobre 57 millones de pesos para hacer un espectáculo, en circunstancias que un trabajador que se levanta a las seis de la mañana, viaja en el Transantiago, trabaja todo el día y llega agotado a su casa necesitaría 40 años para ganar esa plata".

-¿Estamos en un momento preciso para buscar soluciones?

-Es prodigioso que nos atrevamos a conversar y que la Presidenta haya creado un consejo para plantear el problema. Pero hay que tener una perspectiva doliente en el alma para buscar mejores soluciones.

-¿Tienen esa perspectiva los empresarios, quienes critican el empoderamiento de los trabajadores?

-Hay que generarlas para mirar la sociedad desde el otro lado. El otro día participé en un congreso con mil trabajadores y quedé impactado con la rabia que están anidando. De una manera pintoresca -porque no es una solución-, en mi última prédica ejemplifiqué con la idea de dar un sueldo de 144 mil pesos a los economistas por un tiempo. Estoy seguro de que ellos buscarían una solución.

-El suyo es un llamado a la conciencia porque nadie puede obligar a usar socialmente un sueldo ajeno.

-A la conciencia y a la vez a quienes tienen responsabilidades políticas. Una empresa tiene capital y trabajo, y cada uno debe recibir conforme a lo que es justo. Pero hoy no somos sabios en la manera de distribuir los excedentes y todo pasa sin más al capital.

-¿De qué manera puede darse un uso social de esos grandes sueldos?

-Hay que revisar seriamente el sistema impositivo. A nosotros nos lloran porque los impuestos disminuyen la actividad económica, pero también dijeron que con el royalty se paralizaba el país y no fue así. Países que estuvieron peor que nosotros hoy -como Suecia- tenían impuestos a las ganancias mayores a los nuestros y así lograron desarrollarse. Además, nuestra carga impositiva es inaceptable: los pobres pagan más impuestos que los más ricos porque el IVA afecta prácticamente al 100% de su sueldo.

-¿Que podría pasar si no corrige esa desigualdad?

-Siento en el aire que puede salir un líder populista que prometa oro y distribución fácil, y nos podemos encontrar sin pan ni pedazo por no solucionar los problemas a tiempo.

-¿Lo escandaliza que un director y un trabajador de una misma empresa tengan diferencias de salarios de 200 veces?

-Me duele que una persona que trabaja arduamente no tenga lo elemental para vivir con dignidad. En ese sentido, claro que me escandaliza.

martes, 21 de agosto de 2007

“Hay que dotar de poder a los trabajadores”

El secretario de Estado dijo que más que legislar sobre salario mínimo, es importante establecer relaciones simétricas entre empleadores y trabajadores para negociar salarios justos y competitivos, respondiendo así a la tendencia en los países modernos.

El ministro del Trabajo, Osvaldo Andrade, se refirió ayer a la situación de inequidad expresada en las deficiencias salariales existentes en Chile y destacó que el diálogo social es la mejor opción para mejorar las relaciones laborales. Entrevistado por Radio Cooperativa, Andrade sostuvo que en la baja tasa de sindicalización en Chile y, especialmente, en la de negociación colectiva, están las razones fundamentales que explican la inequidad de salarios existente.
"En Chile, año a año, cada vez son menos los trabajadores que negocian, porque en muchos casos la negociación es un mero acto de adhesión a la propuesta de la empresa. Siempre la manija es muy fuerte para el empleador, y por eso hemos hablado de la necesidad de una relación más equilibrada", dijo.
En ese sentido sostuvo que fortalecer a los trabajadores como interlocutores válidos frente a sus empleadores redundaría en mejores niveles salariales y, por añadidura, en mayor estabilidad social.
"Hay un asunto de fondo que debemos considerar y en esto la Iglesia ha sido certera, y es que efectivamente tenemos un problema de desigualdad y que tenemos que afrontar no desde el punto de vista de la asistencialidad, sino de dotar a los actores de poder".
"En Chile ha existido un esfuerzo constante y permanente de diálogo, pero está faltando un diálogo más nacional, más general, y estamos en eso, y hay que hacerlo pronto, porque los tiempos siempre se hacen poco cuando se trata de pobreza y desigualdad", concluyó.
Respecto al proyecto de ley anunciado por un grupo de parlamentarios de la Concertación para establecer el salario mínimo como un salario universal, sobre el cual se debe calcular cualquier otro factor variable de ingreso, dijo que éste aborda un tema "que no es menor" en la actual legislación.
"El salario mínimo, que está asociado a una jornada, en la práctica, no se está aplicando de esa manera, y uno se encuentra con salarios bases bastante bajos, de 40 mil pesos mensuales, 20 mil mensuales, donde todo lo demás es variable. Eso, claramente, atenta contra un principio básico que está en la ley", dijo, añadiendo que "en la práctica se llega al mínimo, pero sobre la base de una exigencia hacia los trabajadores que va más allá del cumplimiento de la jornada. Y eso, en nuestra opinión, efectivamente constituye una irregularidad".
Andrade señaló además que la tendencia internacional apunta a que los trabajadores fijen sus salarios en una relación de negociación directa con sus empleadores; y que ésa debería ser la dirección que se debería asumir en Chile. "Por cierto -acotó- para eso hay que dotar a las partes de suficiente simetría para que por supuesto para eso hay que dotar a los trabajadores de una cierta simetría y equilibrio para que esas negociaciones sean entre iguales y sean negociaciones reales".

DEBATE POR LA EQUIDAD SOCIAL
El Gobierno optó por ordenar la explosión de propuestas en torno al mercado del trabajo que surgió tras la huelga de los subcontratistas de Codelco y la mediación del presidente de la Conferencia Episcopal, Alejandro Goic, que derivó en su fórmula de 250 mil pesos como salario ético mínimo.
Ayer en Chillán, donde encabezó los actos por el natalicio de Bernardo O’Higgins, la Presidenta Bachelet dijo que su administración busca “hacerse cargo de que hay una necesidad-país de sentarnos distintos actores a decir y buscar el máximo acuerdo, de manera que si a este país le va bien, que eso les llegue a los trabajadores”, aludiendo de esa manera a la próxima creación de un “consejo asesor para la equidad”.
En tanto dirigentes sindicales y parlamentarios de la Concertación denunciaron la vergonzosa situación de las dos mayores cadenas de supermercados en Chile: la de la familia Ibáñez, que opera con más de 150 distintas razones sociales y su tasa de sindicalización no supera el 4%; y la de Horst Paulmann, en donde la diferencia entre el salario más bajo de un trabajador y el más alto de un ejecutivo supera las 200 veces. A modo de comparación, en Japón esta relación es de cinco veces; y en Europa, de ocho.
El ministro del Trabajo afirmó que la única vía para obtener salarios más justos y competitivos es la negociación entre empleadores y sindicatos, pero en igualdad de condiciones. Para eso, dice, hay que dotar de poder a los trabajadores.
La atomización empresarial puede disminuir la capacidad de sindicalización
Abogado laboralista, ex director del Trabajo entre octubre de 2004 y marzo de 2006, Marcelo Albornoz lanzó ayer su libro “Subcontratación laboral y servicios transitorios”, orientado a servir de guía para el cumplimiento de la nueva normativa.
Albornoz sostiene que “cuando hay un abuso de razones sociales, efectivamente la atomización empresarial puede disminuir la capacidad de sindicalización”.
En su opinión, la normativa de subcontratación -sin la definición de empresa objetada ante el Tribunal Constitucional- no impide el abuso en la multiplicidad de razones sociales. Pero a su juicio, este problema no necesariamente requiere una solución legislativa.
“Una cosa es la legislación y otra es cómo lo conceptos se van aplicando en la práctica. En el último tiempo hemos observado negociaciones que no están en la ley, que no están regladas, pero en la práctica han sido reconocidas”, sostiene. Del mismo modo, añade, “las buenas prácticas laborales también pueden hacer innecesaria el estar legislando a cada rato”.
Albornoz explica que en lo que respecta a la multiplicidad de razones sociales y el concepto de empresa, “hace bastante tiempo que la jurisprudencia ha ido reconociendo que el tener una sociedad constituida distinta a otra, con otro RUT y contabilidad distinta, no es suficiente para acreditar que se trata de distintos empleadores”.

lunes, 20 de agosto de 2007

Las AFP en el tapete

21 de Mayo del 2006
Las AFP en el tapete
por Fernando Vigorena P.
Es indudable que el sistema de pensiones creado en 1981 requiere de ajustes para continuar su proceso de desarrollo.
En esos años el empleado que entraba al mercado laboral viajaba en tren, se tomaba el tren a los 25 años y se bajaba a los 65 años para jubilar. O sea, las expectativas eran de trabajar 40 años para vivir unos 8 a 10 años más con una pensión.
Para tal efecto, se tomó la decisión de aportar el 10% de la remuneración del trabajador, con un tope de 90 UF, o sea, no se podía ahorrar más de $162.000 mensuales (cifra actualizada).
Posteriormente el sistema abrió diversas otras alternativas de ahorro voluntario que permitían al trabajador alcanzar un mejor promedio de jubilación.
Mientras el sistema daba sus primeros pasos y se enmarcaba en el paradigma del empleo para toda la vida las perspectivas eran excelentes. Se hacían hasta cálculos felices con un ahorro de 40 años para vivir unos 10 años jubilados. El festín era tremendo.
Pero el panorama cambió sustancialmente y el sistema no se ajustó a la nueva realidad. Ahora un alto porcentaje de los trabajadores ya no viaja en “tren”, sino en “colectivo”. Tiene trabajos temporales, a contrata, por proyectos, free-lance, subcontratos, sistemas que afectan a los trabajadores privados y estatales.
Estos trabajadores no cotizantes temporales del sistema de AFP y muchos de ellos han abandonado el sistema buscando nuevos caminos para el ahorro.
Esto está determinando que los cálculos felices de los 80 y 90 ya no sirvan. Muy pocos trabajadores podrán jubilar a los 60 o 65 años de edad. La mayoría esta perdiendo su condición de imponente del sistema a corta edad y las jubilaciones anticipadas hacen nata. Según datos oficiales el 61% de los cotizantes está jubilando anticipadamente.
Hay personas con 45 años que ya están dejando de imponer porque el mercado laboral no esta generando empleos a partir de esa edad. Hay excepciones, pero son miles los que han dejado el mundo de las imposiciones en la AFP.
Otro factor que incrementa el desafío, es el aumento de la edad de las personas. Si antes un varón jubilaba a los 65 y vivía hasta los 74, ahora la edad de sobrevida está llegando a los 90 años. O sea, ahora se trabaja hasta los 45 años de edad con imposiciones en la AFP para vivir otros 45 años jubilados. Con esto no hay sistema que aguante.
¿Cuáles serian entonces las soluciones? Entre otras:
1.- Incrementar el % de ahorro, de un 10% a 13 o 15% sobre los sueldos.

2.- Buscar un método para que los independientes que no imponen lo hagan obligadamente, a través de una retención en las boletas de honorarios y que vaya a un fondo en la AFP.

3.- Generar nuevos instrumentos de ahorro, fuera del sistema de AFP, para que la generación de los SIN EMPLEO, PERO CON TRABAJO ahorre...
El tema no se resuelve con bajar las comisiones o los sueldos de los gerentes, abrir el sistema a los Bancos, NO….eso es como reducir el alcoholismo disminuyendo el tamaño de las botellas.
¿Cuál es el futuro?:
Los trabajadores del futuro viajarán en 4x4, deberán ser desmontables, descartables, desechables o hasta virtuales y el empleo seguro será pieza de museo. Lo que si habrá y mucho será trabajo bajo otras formas de operar, inclusive una persona de 80 o más años aún podrá mantenerse activa y generar ingresos, pero sin empleo. La mayor longevidad abrirá nuevas puertas al trabajo.
¿Qué cree usted que estamos preparando en las Universidades chilenas donde todos buscan un aval para ingresar?
¿Jóvenes para viajar en tren, colectivo o 4x4? ……
Creo que viajeros en tren y de esos que no funcionan. Prepárese, el futuro ya no es la continuación del presente con algunas modificaciones. Vivimos un cambio de época, no una época de cambios.

Quiénes se beneficiaron con la privatización de las AFP (I)

25 de Mayo del 2006
Quiénes se beneficiaron con la privatización de los fondos de pensiones (I)
por Manuel Riesco
Es creencia popular que las AFP constituyen una suerte de alcancía, en la cual están depositados sus ahorros previsionales, protegidos con garantía estatal, además.
Muy por el contrario, la recaudación destinada al fondo de pensiones es traspasada de inmediato, principalmente a grandes conglomerados privados, los cuales por cierto los invierten “al tiro” en sus giros de negocios respectivos.
Adicionalmente, las AFP descuentan comisiones fijas del fondo de pensiones y, conjuntamente con sus Cías. de seguros coligadas, se embolsan íntegramente las comisiones variables.
Ni siquiera han financiado pensiones, puesto que los bonos de reconocimiento traspasados por el fisco han sido suficientes para pagar prácticamente todos los beneficios percibidos hasta el momento, por los afiliados y sus sobrevivencias.
El denominado fondo de pensiones no consiste entonces en dinero, sino en acreencias – diferentes papeles, como acciones y bonos - sobre flujos futuros de las empresas que recibieron y gastaron dichos fondos, así como futuros impuestos en el caso de los prestados al Estado.
Contrariamente a lo que piensa la ciudadanía, no existe tampoco ninguna garantía que dichos préstamos van a ser reintegrados.
Ello depende solamente de la integridad de los deudores, la cual por cierto difícilmente puede ir más allá de su solvencia. Por ejemplo, cuando en octubre del 2005 los fondos de pensiones perdieron en un mes el equivalente a un año de cotizaciones, nadie repuso dicha pérdida.
Es probable que el mes en curso (mayo 2006), el fondo de pensiones sufra pérdidas multimillonarias nuevamente, puesto que las bolsas mundiales han sufrido fuertes pérdidas.
Tampoco es efectivo, como se difunde a menudo, que los fondos de pensiones se hayan utilizado principalmente en financiar viviendas, puesto que menos de un 5% del total está invertido en bonos hipotecario.
También es pequeña la parte que se destina a financiar proyectos de infraestructura, monto que en el caso de las concesiones alcanza actualmente al 1,8% de los fondos totales.
Parte de los fondos, equivalentes al 15.3% del total, fueron traspasados a instituciones del Estado, principalmente el Banco Central y la Tesorería, que han absorbido conjuntamente el 11.6% de los fondos totales.
El INP ha sido el destinatario de US$2.925 millones, equivalentes al 3.7% de los fondos totales, los que ha retornado a las AFP en forma de bonos de reconocimiento, los cuales a su vez financian casi todos las pensiones otorgadas por estas últimas.
En este sentido, todavía funciona en Chile el sistema de reparto, puesto que una parte pequeña de los descuentos previsionales se han destinado a pagar pensiones, “al tiro,” por esta vía indirecta.
Finalmente, empresas del Estado, principalmente el Banco del Estado, Metro, CODELCO, Ferrocarriles y ENAP han recibido conjuntamente un 5.4% de los fondos totales.
Llama la atención, sin embargo, que mientras empresas privadas no bancarias han sido destinatarias de miles de millones de dólares, CODELCO sólo ha recibido 285 millones.
En conjunto, el Estado y sus empresas han sido el destinatario de un 20.7% de los fondos totales.
Sin duda, los principales destinatarios del grueso de los fondos de pensiones han sido los grupos económicos privados.
Grupos chilenos y extranjeros establecidos en el país han recibido 37.141 millones de dólares, correspondientes al 47.5% del total de los fondos, mientras otros 24.826 millones, que equivalen al 31.8% del total, ha sido transferido al extranjero, principalmente a fondos de inversión estadounidenses.
Es decir, empresas privadas del país y del extranjero han recibido cerca del 80% de los fondos de pensiones.
Un tercio de los fondos invertidos en Chile ha sido entregado a sólo 5 grupos, tres ellos relacionados con los controladores de las principales AFP.
Los grupos Santander, Luksic, Yarur, Endesa y BBVA, han recibido 18.300 millones de dólares, equivalentes al 34.3% de los fondos invertidos en el país.
Un conjunto de 13 grupos económicos han recibido 26.654 millones de dólares, que equivalen al 50% de estos fondos.
Un total de 209 grandes empresas privadas utilizaron en su beneficio 37.141 millones de dólares, que equivalen al 69,7% de los mismos.
El 30.3% restante está invertido en instrumentos del Estado y empresas públicas.
A marzo del 2006, los fondos invertidos en Chile alcanzaban a 53,298 millones de dólares, que representan el 68.2% del total de los fondos de pensiones.
Los principales receptores de fondos previsionales son los grupos españoles establecidos en Chile. Entre los 13 mayores receptores de fondos hay cinco grupos españoles, Santander, Endesa, BBVA, Telefónica, y Aguas Andinas, que en conjunto han recibido 11.609 millones de dólares, que equivalen a un 21,8% del total de los fondos invertidos en Chile.
Otros grupos españoles son asimismo grandes receptores de fondos, entre los cuales se encuentran varias concesionarios de infraestructura.
Hay que consignar que los grupos españoles Santander y BBVA controlan Bansander y Provida, respectivamente, AFP que conjuntamente deciden el destino de inversión del 43% del total de los fondos de pensiones.
Los principales grupos económicos nacionales son asimismo grandes receptores de fondos, destacando los grupos Luksic, Yarur, Matte, Saieh, y Angelini, todos los cuales han recibido más de mil millones de dólares cada uno, y 4.332 y 3.408 millones, en el caso de los dos primeros.
Otros grupos que han recibido inversiones significativas de los fondos de pensiones son los dueños de cadenas minoristas Paulmann y Solari.
Llama la atención que entre los principales favorecidos con las inversiones de las AFP se encuentran grupos estrechamente identificados con la dictadura, o nacidos al alero de las privatizaciones, como los ya mencionados Yarur y Saieh, pero también Hurtado–Fernández, del Real, de Andraca, y nada menos que el ex yerno del dictador, Ponce Lerou.
Todos ellos han recibido aportes de los fondos de pensiones que exceden con mucho su importancia en la economía.
Cabe mencionar que Ponce Lerou ha recibido un total de US$467 millones de las AFP, y todos los grupos mencionados han recibido más de 400 millones de dólares cada uno, bastante más de lo que han recibido el Metro, Codelco, Ferrocarriles y ENAP, que son las únicas empresas estatales que han percibido estas inversiones.
Otros 24,826 millones de dólares están invertidos en el extranjero, un tercio de ellos en 4 fondos de inversión, y la mitad en 8 fondos.
El grueso en instrumentos privados de renta variable, fondos de inversión y acciones de empresas.
La seria exposición que ello significa – basta con que uno o dos de estos fondos entren en falencia, como suele ocurrir casi inevitablemente en períodos largos de tiempo -desmiente categóricamente la idea que la inversión en el extranjero mejora la seguridad de los fondos.
Existen asimismo alternativas de compartir riesgos con fondos externos los cuales no requieren sacar ni un solo peso del país.

Quiénes se beneficiaron con la privatización de los fondos de pensiones

28 de Mayo del 2006
Quiénes se beneficiaron con la privatización de los fondos de pensiones
(II) por Manuel Riesco*
¿Quién ordeña la vaca lechera?
Como es bien sabido, todos los parámetros económicos presentan una elevada variabilidad, la cual es por lo general cíclica. La tasa de interés y las bolsas de valores, por ejemplo, que constituyen la base del sistema de AFP y de los mecanismos de capitalización en general, son las más variables de todas. El que el sistema de pensiones chileno descanse exclusivamente en la capitalización constituye no sólo un problema para la mayoría de menores ingresos, quiénes no tienen capacidad de ahorro suficiente, y quedan por tanto al margen de la cobertura del sistema. El mecanismo así concebido significa asimismo un serio problema para quiénes si tienen dicha capacidad de ahorro – es decir, para los asalariados de ingreso superior al promedio - , puesto que sus pensiones presentan un grado de incertidumbre inaceptable. Adicionalmente, dicho mecanismo condena a las mujeres a pensiones inferiores a los hombres, puesto que jubilan antes y viven más, y deben por tanto sostener más años con el mismo fondo.
¿Cuál es entonces la fuente de financiamiento del mecanismo de reparto, que ha permitido a los principales países del mundo – incluido Chile hasta 1981 -, a lo largo de más de un siglo, garantizar a sus poblaciones pensiones definidas y crecientes al ritmo de los salarios, y a las mujeres condiciones similares a los hombres?
En contraste con la variabilidad de las pensiones que dependen de la capitalización, el mecanismo de reparto constituye la base principal de los sistemas de pensiones en todo el mundo, porque su base de recaudación es asimismo definida, y se asienta sobre las dos variables económicas más estables, y que son al mismo tiempo aquellas que crecen de manera más consistente: el número de trabajadores asalariados ocupados, y el nivel medio de salarios. En Chile, el flujo de cotizaciones previsionales es muy sustantivo, más que suficiente para pagar pensiones equivalentes a las del INP, y crece constantemente a una tasa que duplica el crecimiento de los adultos mayores.
Dicho flujo se origina en los descuentos previsionales a los salarios y al 2005 totalizó 1.940.844 2 millones de pesos (1,9 billones), equivalentes a 3.500 millones de dólares, aproximadamente. Ha crecido de 859.253 millones (pesos 2005) en 1990, es decir, se ha multiplicado por 2.3 veces en quince años, lo que equivale a una tasa de crecimiento de 5.6% anual, en promedio. El 10% destinado al fondo de pensiones, y que las AFP traspasan inmediatamente hacia los grupos económicos destinatarios, principalmente, el 2005 alcanzó a 1.578.141 millones de pesos (aproximadamente 1,6 billones). A ello hay que agregar las comisiones que cobran las AFP y sus cías. de seguros coligadas, las que en el mismo año promediaron 2.3% de los salarios y sumaron 362.703 millones de pesos.
Como referencia, el costo total de las pensiones no asistenciales pagadas por el INP alcanza actualmente a poco más de 1.5 billones de pesos anuales, incluyendo los beneficios que reciben los pensionados, las sobrevivencias y los inválidos, además de algunas pensiones no contributivas, como reparaciones y otras. En otras palabras, los descuentos previsionales actualmente destinados al fondo de pensiones podrían solventar perfectamente las pensiones públicas no asistenciales. Dichas pensiones cubren actualmente a tres de cada cuatro adultos mayores, aproximadamente, y su tasas de re reemplazo promedio se acerca al 70% de los salarios medios.
Como se ha mencionado, por otra parte, en Chile los adultos mayores crecen a una tasa de largo plazo de apenas 2.6% anual, y en los últimos quince años dicho ritmo ha sido del orden de 3% anual. A ese ritmo, se requieren veinte y cuatro años para duplicar el número de adultos mayores, mientras las contribuciones salarias más que se duplicaron en quince años, como se ha visto. Es decir, la masa de descuentos a los trabajadores activos crece casi el doble de rápido que el número de trabajadores pasivos, aún manteniendo constante el porcentaje de descuento. Ello desmiente en forma categórica las apreciaciones catastrofistas a este respecto, que usualmente difunden quiénes pretenden descalificar la viabilidad del sistema de reparto, para sostener el régimen de capitalización individual. Las cifras mencionadas demuestran sin lugar a dudas la factibilidad y sustentabilidad del sistema de reparto como mecanismo de financiamiento de pensiones definidas.
El impacto regresivo del sistema de AFP sobre la distribución del ingreso
Prácticamente todas las cotizaciones previsionales se han traspasado a los emisores de instrumentos financieros adquiridos por las AFP y Cías de seguros, y a estas últimas empresas. Entre 1990 y 2005, los beneficios previsionales totales recibidos por los afiliados a las AFP han sumado 4.461.648 millones, mientras los bonos de reconocimiento traspasados por el fisco a las AFP han totalizado 4.402.156 millones (ambas cifras en pesos del 2005). Es decir, los bonos de reconocimiento han financiado prácticamente todas las pensiones pagadas por las AFP y sus Cías de seguros relacionadas, durante estos años.
Es interesante hacer el ejercicio de considerar en conjunto a las AFP y las Cías de seguros que intervienen en el sistema previsional. Si se las puede considerar como un sistema al cual los afiliados aportan sus cotizaciones previsionales totales, las que el fisco complementa con bonos de reconocimiento, y del cual perciben pensiones de diverso tipo, incluidas las de invalidez. Por otra parte, adquieren derechos sobre el fondo de pensiones manejado por dicho sistema.
Visto de esta manera el sistema, entre 1990 y 2005, el fondo de pensiones ha crecido desde 4.492.298 millones a 37.897.036 millones, ambas cifras en pesos del 2005. Es decir, el fondo acumulado ha crecido en 33.604.738 millones. Por otra parte, los afiliados han recibido beneficios en el período que suman, como se ha mencionado, 4.461.648 millones. De esta manera, los haberes de los afiliados, por así decirlo, suman 38.066.386 millones en el periodo. Por otra parte, los mismos afiliados han contribuido con 22.978.944 millones en cotizaciones totales, y el fisco les ha traspasado un subsidio de 4.402.150 millones, ya referido, en bonos de reconocimiento. Adicionalmente, la revalorización neta del fondo por intereses y ganancias, además del saldo neto de cotizaciones voluntarias y otras, ha sumado 10.685.286 millones. Todas las cifras anteriores están en pesos del 2005, como se ha mencionado.
Expresadas las cifras anteriores como porcentaje de los haberes totales de los afiliados en el período, es decir, los beneficios recibidos más los aumentos del fondo, resulta que las cotizaciones dan cuenta de un 60.4% de los haberes, los bonos de reconocimiento un 11.6% de los mismos, y la revalorización del fondo un 28.1%, lo cual suma el 100% de los haberes (cuadro). Finamente, si se considera el flujo financiero de los afiliados con el sistema en su conjunto, se aprecia que estos aportan en forma neta, año tras año, la suma de las cotizaciones más los bonos de reconocimiento, menos los beneficios recibidos. Adicionalmente, aportaron el fondo inicial. Como resultado de este esfuerzo de ahorro, tienen derechos sobre el fondo final. Entre 1990 y el 2005, los aportes netos así definidos sumaron 22.919.452 millones, el fondo inicial en 1990 era de 4.292.298 millones, y el fondo final el 2005 sumaba 37.897.036 millones. Todas estas cifras en pesos del 2005. Si se calcula la tasa interna de retorno de todos estos flujos anuales, resulta una rentabilidad de 3.5% anual promedio, en el período considerado.
En otras palabras, en el período considerado, los asalariados han traspasado a los grandes grupos económicos, y a las AFP y Cías de seguros relacionadas, cotizaciones por un total de 23 billones de pesos, equivalentes a 43.671 millones de dólares, a una tasa promedio de 3.5% anual. Por su parte, las AFP han traspasado parte de esas cotizaciones, a grandes grupos, principalmente, y también al Estado, a la tasa de rentabilidad del fondo, que se aproxima al 10% anual, en promedio. Sin embargo, la mayor parte de dicha rentabilidad se diluye para los afiliados, puesto que como se ha mostrado, la rentabilidad neta de las cotizaciones totales, descontados los beneficios y el aumento del fondo, no excede el 3.5% anual. La diferencia se la embolsan las propias AFP y las Cías de seguro relacionadas, así como otros intermediarios que prestan servicios a estas industrias, como los corredores de bolsas y otros intermediarios financieros, entre otros.
Independientemente de quiénes son los principales beneficiarios, si los grupos que reciben las inversiones, las AFP y Cías de seguros u otros intermediarios, lo relevante es que la tasa efectiva que reciben los asalariados es muy baja. De esta manera, se produce un traspaso de recursos muy cuantiosos desde este grupo social hacia los grandes empresarios, principalmente. Puesto que la cifra traspasada es muy significativa –equivale al 40% del PIB, aproximadamente, en los últimos quince años -, el impacto de este mecanismo sobre la distribución del ingreso es muy regresivo.
A lo anterior hay que agregar, como se ha mencionado en trabajos anteriores (Cenda 2006, INP-Cenda 2005 a,b) el efecto de los cuantiosas franquicias tributarias que benefician a los sueldos más elevados en las AFP, las que suman el doble de lo que el fisco gasta en pensiones asistenciales para adultos mayores.
Cabe mencionar que cualquier incremento en la tasa de cotizaciones, o en la edad de jubilación, o en las obligaciones de cotizar para los independientes, se traduce necesariamente en un agravamiento de este mecanismo de redistribución regresiva del ingreso que representa el sistema privado de pensiones. En particular, un incremento en la tasa de cotización significa además una transferencia entre las PYMES – a las cuales les incrementa el costo salarial -, y los grandes grupos, puesto que las primeras no obtienen ni un solo peso del fondo de pensiones. Todo ello reclama el restablecimiento de un mecanismo de previsión de reparto, en el cual el destino de las contribuciones salariales no sean los grandes grupos, sino directamente los jubilados. Ello contará con una mucho mayor legitimidad social.

domingo, 19 de agosto de 2007

El negocio de las AFP

Concentración y mercado no competitivo en el negocio de las AFP
por Alexis Guardia B.
Después de 25 años de funcionamiento del sistema privado de pensiones, el alto grado de concentración alcanzado, en términos de oferentes de servicios (AFP) confirma una vez más que en el desarrollo de una economía de mercado, propio por lo demás al desarrollo capitalista, la tendencia natural es llegar a concentrar la propiedad de la oferta; la realidad y la literatura económica es abundante en demostrarlo.
Actualmente solo existen 6 AFP, después que el sistema comenzara con 12 operadores y llegara a un máximo de 21 en 1994. Es así como a través de un proceso progresivo de fusión y absorción, la AFP “Provida” administra los fondos del 43% de los afiliados y la AFP “Habitat” administra un 24%.
Esta concentración no solo trae consigo muchas consecuencias económicas, también arrastra efectos en el ámbito de la distribución del poder en la sociedad.
La explicación es muy simple y casi obvia, las AFP canalizan el ahorro obligatorio de los trabajadores hacia la compra de acciones y bonos de preferencia de grandes empresas domesticas y extranjeras.
Así, a fines del 2005 los seis fondos de pensiones administraban activos por 74,8 mil millones de dólares, equivalente a dos tercios del PIB de ese año, de los cuales 30% estaba invertido en el extranjero y un 47% en instrumentos de renta variable (acciones).
Con el paquete de acciones que estas Administradoras poseen pueden nombrar parte del directorio en las más importantes empresas, y desde allí hacer los negocios pertinentes de expansión o creación de nuevas filiales en variados campos incluidos el de los medios de comunicación, seguros y establecimientos Universitarios.
La convergencia del proceso de privatización durante el régimen militar y la participación de las AFP en la canalización de capitales generados por los trabajadores, fue reproduciendo una nueva estructura de poder en la economía en torno a nuevos y tradicionales grupos económicos. Por otra parte la tecnocracia que acompaño al régimen militar también hizo su entrada en la nueva estructura de poder económico. Ministros y altos ejecutivos del régimen pasaron a ocupar directorios y puestos gerenciales en las AFP o en empresas en que ellas tenían presencia
Sin embargo, justo es recordar que después de 16 años de gobierno de la Concertación también comienzan a registrase este mismo tipo de desplazamientos de la tecnocracia gubernamental concertacionista hacia los directorios de las AFP.
A diferencia de Estados Unidos o Europa, donde el uso de cuentas de capitalización individual es un acto voluntario y complementario al sistema de reparto que sí es obligatorio.
En el caso de Chile, a los trabajadores se les descuenta mensualmente del salario bruto una cotización obligatoria en torno al 12,4% y con un límite de 60 Unidades de Fomento. De este porcentaje, por ley un 10% va a las cuentas individuales de ahorro previsional, y la diferencia del orden del 2,4% va dirigido a financiar los seguros de invalidez, y sobrevivencia ( en general con Compañías de Seguros coligadas a las AFP) y la comisión para la AFP.
Finalmente existe una comisión de un monto fijo que cada AFP cobra según su criterio, independiente del nivel de sueldo bruto y por tanto regresiva
Sin embargo estas comisiones fijas rara vez han significado más del 10% del total de ingresos por
¿De cuánto son las ganancias no competitivas que capturan las AFP?
¿Es demasiado elevado el costo de administración del sistema previsional?
En lo que se refiere a las ganancias anormales resultado del bajo nivel de competencia se puede observar a través de las relativamente altas rentabilidades (patrimonial) de las AFP respecto al sistema financiero-bancario.
En efecto estas han estado siempre por arriba, salvo el periodo 1994-96 que tienden a igualarse, pero a partir de 1997 estas se han empinado del 20% al 32%, para situarse en los últimos tres años en torno al 28% en tanto las rentabilidades del sistema financiero fluctúan entre el 10% y el 20% para el mismo período
Más aún expertos en cuestiones previsionales y académicos de la Universidad Católica concluían en un estudio que el negocio de la administración de pensiones habría generado rentabilidades de 53% en promedio entre 1999 y 2003 habida cuenta de los activos intangibles .
No es de extrañar entonces que según distintos estudios de empresas consultoras, los gerentes generales de AFP son los ejecutivos mejor pagados del sector privado con una remuneración liquida de 23 mil dólares mensuales en el año 2000.
Entre los años 1994 y 1999 se produce una disminución de las AFP de 21 a 8, y en ese período la competencia se hace por vía de los gastos comerciales (más vendedores y regalos para nuevos afiliados) pero no por comisiones más bajas. Se trata del clásico problema de la competencia oligopólica que se compite por diferenciación del producto y no por precios, cuestión coherente con el hecho de que ya en 1994 tres AFP concentraban el 67% de los afiliados (Provida, Habitat, Santa María).
En los períodos en que existió una lucha por conquistar partes relativas del mercado y lograr economías de escala, no hubo en consecuencia competencia de precios sino de marketing, con lo cual se revela el carácter oligopólico que siempre ha tenido este mercado.
¿Que sentido tiene ahora que los trabajadores, que son además clientes cautivos, comparen y busquen la AFP mas conveniente a sus necesidades si la tarifa es prácticamente una sola?
Abrir el negocio de las pensiones a nuevos actores podría a conducir a comisiones mas bajas, ¿por que entonces no dejar entrar a los bancos chilenos que tienen infraestructura de sucursales, base de clientes y gama de servicios financieros?
En su origen se excluyo a los bancos locales de este negocio, no solo porque los bancos estaban a comienzos de la de la década del ochenta colapsados, sino por otras razones que siguen vigentes. De tal modo que las AFP son de giro único y los bancos no pueden entrar al negocio. Deseos no le faltan a este sector para entrar pero el desembarco de los bancos en el negocio de pensiones no garantiza un mercado más competitivo y es muy difícil impedir el conflicto de intereses entre las demás áreas de negocios de los bancos así como difícil es evitar la venta ligada de productos financieros.
Sin embargo, la presencia de los bancos o de los grupos empresariales dueños de ellos están ya en la propiedad de varias de las AFP, particularmente los grupos de bancos extranjeros tales como el Citigroup, y los españoles Santander y BBVA, pero los bancos no administran directamente los fondos de pensiones.
La entrada de los bancos al negocio de pensiones plantea potenciales conflictos de interés que pueden terminar afectando a los trabajadores cotizantes pues podrían generarse inversiones mas riesgosa de los fondos, o acentuar las tendencias concentradoras pues se trataría de un operador que esta en dos mercados; si una empresa que necesita financiamiento y para ello emite bonos, lógicamente los bancos están interesados en colocar estos bonos pero si al mismo tiempo ellos pueden comprar estos bonos por las vías de la colocación de los fondos de pensiones en inversiones entonces habrá un numero limitado de bancos que controlarían el mercado del crédito y que además controlan el mercado de las AFP.
Para concluir parece cada vez mas evidente que para contrabalancear el enorme poder que administran actualmente seis AFP, es dar origen a una AFP pública que de acuerdo a los antecedentes del Instituto Nacional de Previsión(INP) ellos pueden trabajar con costos de administración y con márgenes de ganancias mas bajos que los del sector privado, sin sacrificar eficiencia.

AFP otra desigualdad

Informe Marcel: Mucho peor de lo esperado
por Manuel Riesco

El diario La Tercera (22/6/2006) ha adelantado el contenido del informe de la comisión asesora para la reforma provisional, el que ha sido anticipado a la comisión interministerial encargada de preparar el proyecto de ley respectivo. Según informa el diario, el contenido del informe incluye uno de los cambios más resistidos a nivel político, como es el aumentar la edad de jubilación de las mujeres.
No sólo eso. Rebajan la pensión mínima (la "escalonan"), aumentan los aportes al sistema de los afiliados y el Estado, rebajan más aún las regulaciones sobre la discrecionalidad de las AFP para manejar los fondos y sacarlos al extranjero, no tocan la estructura de la industria, excepto cosmética que no cambiará nada.
Desde luego, el modelo basado exclusivamente en la capitalización individual sigue intacto. En resumen, imposible peor.
El país entero debe darles una respuesta contundente, algo de lo cual se ha insinuado en el rechazo inmediato, unánime e indignado que tales “propuestas” han provocado.
La composición de la referida comisión, integrada mayoritariamente por personeros estrechamente apegados a la industria y al modelo, no auguraba nada bueno. Tampoco las declaraciones de su presidente. Ello fue denunciado en su momento, entre otros por Cenda, en carta enviada a la Presidenta de la República. Ahora, según confirma la Tercera,” dicha mayoría se ha expresado en el contenido del informe evacuado.
Ni los más pesimistas, sin embargo, esperaban un informe tan desatinado como el que publica La Tercera. La comisión asesora se ha superado a si misma.
Es completamente inaceptable la pretensión de subir la edad de jubilación a las mujeres. Ello significa dejar establecida la pérdida de derechos que en la práctica el sistema de AFP significa para ellas. Es decir, en lugar de corregir un sistema que está entregando menos derechos que los que otorga el sistema antiguo, se opta por rebajar los derechos para adecuarlos a aquellos disminuidos que pueden ofrecer las AFP.
En el sistema antiguo, las mujeres chilenas tienen derecho a jubilar a los 60 años, exactamente en las mismas condiciones que los hombres a los 65. En ambos casos, el monto de su jubilación se calcula en base a sus últimas remuneraciones y el número de cotizaciones, y en el caso de las mujeres, se les abonan cotizaciones adicionales por maternidad.
Ciertamente, todas las pensiones del antiguo sistema son de por vida, y benefician también a las sobrevivencias. En las AFP, en cambio, las mujeres -también los casados- tienen menores jubilaciones que los hombres solteros, aunque sus fondos sean iguales.
Según el mecanismo de cálculo de las AFP, ellas deben financiar una sobrevivencia promedio mayor. Adicionalmente, si una persona determinada tiene la mala suerte de sobrevivir más allá de la expectativa de vida promedio, la pensión se reduce a la mínima si era antes de un monto superior, o simplemente se extingue, puesto que los fondos se acaban.
Ahora, se pretende además impedirles que jubilen a los 60 años. Aún a los 65, sus pensiones seguirán siendo inferiores a las de los hombres.
En Chile actualmente, por ejemplo, 2/3 de los adultos mayores son mujeres, las que por otra parte conforman poco más de 1/3 de los cotizantes.
Todos los sistemas se basan, asimismo, en el principio que los activos mantienen a los pasivos, y siempre los que contribuyen más aportan a los que contribuyen menos.
Adicionalmente, los derechos previsionales se adquieren siempre de la misma manera – existe un mínimo para todos, y de ahí para arriba se reparte según los aportes efectuados durante la vida activa. La principal diferencia entre unos sistemas y otros es la institución que media entre pasivos y activos, garantizando a los primeros la solidaridad de los segundos.
En el sistema arcaico, dicha mediación y garantía corrían por cuenta de la familia. En los sistemas de reparto corren por cuenta del Estado, mientras en la capitalización “a la chilena,” descansan principalmente en las empresas privadas.
En el primer caso, el Estado recauda cotizaciones a los activos y las reparte de inmediato entre los pasivos.
En el segundo caso, las empresas reciben la mayor parte de las cotizaciones – en el caso chileno a partir de 1981, el 80% de ellas ha ido a parar a manos de un reducido grupo de grandes conglomerados privados, uno de los cuales es el propietario de “La Tercera” -, a cambio de la promesa de devolverlas incrementadas más adelante.
Naturalmente, de cumplirse tal promesa, serán los trabajadores activos de ese momento quienes aportarán los flujos de utilidades y pagos de intereses a partir de los cuales se pagarán las jubilaciones de los pasivos de entonces.
Asimismo, quienes aportan más a dichos flujos aportarán más al pago de las acreencias de los jubilados. En los sistemas de reparto, el Estado está en condiciones de garantizar pensiones definidas, porque conoce con precisión las recaudaciones de los cotizantes, las que siempre crecen además, incluso durante las recesiones.
En la capitalización, en cambio, los retornos de las empresas y también los derechos de los jubilados, están sujetos a las fluctuaciones de las bolsas y los tipos de interés, los cuales a su vez dependen de los ciclos económicos. En muchos casos, las empresas que recibieron las cotizaciones originales habrán dejado de existir, o no estarán en condiciones de cumplir lo prometido, con lo cual buena parte de aquellas habrán ido a fondo perdido.
Esa es la experiencia de sistemas de capitalización que fracasaron rotundamente, como del que existía en Francia durante la entreguerra, y tuvieron que ser reemplazados por sistemas de reparto.
Los únicos sistemas de capitalización que han subsistido son administrados por el Estado y los propios cotizantes, y están invertidos casi en su totalidad en instrumentos de renta fija o en bienes raíces, como el de Singapur o el de Suiza.
Como se puede apreciar, el nivel de conocimiento y la profundidad que reflejan tales opiniones son parecidos a los que evidencian algunos pegajosos “analistas” políticos, que lo único que demuestran es que nunca la han practicado, ni siquiera dirigiendo un consejo de curso. En lugar de aumentar la edad de jubilar de las mujeres, lo que se requiere es establecer un mecanismo diferente, que entregue pensiones definidas y dignas a todos, hombres y mujeres, casados y solteros.
En la propuesta de Cenda a la comisión asesora (ver www.cendachile.cl), se propone y fundamenta, fijar como base mínima los beneficios que hoy día otorga el sistema antiguo. Es decir, recalcular las pensiones de todos los jubilados por AFP, de modo subir sus pensiones al mismo nivel que hubiesen tenido bajo el régimen antiguo. Adicionalmente, se propone mejorar el mecanismo de cálculo de estas pensiones definidas, siguiendo un modelo adoptado recientemente en Suecia, que considera no sólo las últimas remuneraciones, sino todas las contribuciones de la vida de los afiliados.
Para financiar este cambio no es necesario aumentar las obligaciones de los afiliados, es decir, basta con el 12.5% de descuento actual. Sin embargo, si es necesario redirigir parte de dicho descuento al restablecimiento gradual del sistema de reparto.
Como se muestra en dicho estudio, las cotizaciones actuales suman 1.9 billones de pesos anuales (millones de millones), mientras que el costo de las jubilaciones pagadas por el INP, las que cubren a tres cuartas partes de los adultos mayores, es de 1.5 billones anuales.
Es decir, las cotizaciones actuales bastarían para otorgar a todos os adultos mayores pensiones de un nivel similar al del INP. adicionalmente, el estudio muestra que el flujo de cotizaciones crece constantemente y a una tasa anual promedio de 6%, mientras que el número de adultos mayores crece sólo al 3% anual.
Puesto que actualmente el fisco paga todas las pensiones de vejez, el fondo de reparto inicial tendría que corregir sólo las jubilaciones de vejez de las AFP, que son alrededor de 130 mil. Para ello basta con redirigir al fondo de reparto dos o tres puntos porcentuales, de los 12.5 que se descuentan a los salarios. Es decir, basta con eso para restituir a todos los jubilados por AFP los derechos que gozan quiénes están en el INP, incluido el restituir a todas las mujeres el derecho a jubilar a los 60 años en las mismas condiciones que los varones a los 65.
Esta propuesta es perfectamente factible y moderada. No crea distorsión alguna sobre la economía, no implica tocar los fondos acumulados ni aumentar los descuentos ni a los trabajadores ni a las PYME.
Tampoco genera cargo alguno sobre el fisco. Solo requiere, por cierto, abandonar gradualmente el sacrosanto principio de la capitalización individual y avanzar gradualmente hacia un sistema más equilibrado, que combine reparto y capitalización. Por otra parte, es completamente inaceptable, reducir la pensión mínima, so pretexto que ello es requisito para aumentar la cobertura.
El "escalonamiento" propuesto por la comisión asesora no es otra cosa que un eufemismo para rebajar la pensión mínima. En efecto, a los que tienen 20 años se les otorga el mínimo, a los que tengan 10 media mínima.
¿Cual es el mínimo entonces, el entero o la mitad?
Por el contrario, es necesario y perfectamente factible establecer el derecho universal a una pensión pública básica de un valor mínimo de 100 mil pesos mensuales.
Las medidas propuestas por la comisión asesora tampoco afectan en nada a la industria de AFP. Por el contrario, aumentan su margen de discrecionalidad en la inversión de los fondos. La licitación de paquetes de afiliados es una medida cosmética. La inclusión de los bancos, sin cambiar la estructura de la industria, aumentará la concentración en lugar de disminuirla.
En efecto, sólo quedarán AFP que tengan bancos coligados, como ocurre ahora con las principales. Lo que se requiere, por el contrario, es cambiar la estructura de la industria. Establecer un sistema nacional de pensiones, en el cual la afiliación de todos sea al INP.
Dicha institución deberá centralizar la recaudación y los pagos, así como todas las demás funciones que tengan economías de escala. Ciertamente, dicha institución luego verá como opera dicho sistema, pudiendo subcontratar servicios con varios operadores, como lo hace hoy.
Actualmente el INP recauda y paga más cotizaciones y pensiones que el conjunto de las AFP. Bien puede hacerse cargo de todas estas funciones, a un costo mínimo.
La gestión de los fondos bien puede dispersarse en muchos operadores, como se hace en Suecia, en que un sistema de estas características cuenta con 600 operadores de fondos, incluyendo uno estatal, que es el más importante.
Finalmente, es inaceptable sobre todo la pretensión de mantener la capitalización como pilar exclusivo del sistema de pensiones chileno.
Ello condena a la clase media a pensiones inciertas, en las cuales todas las mujeres quedan con pensiones inferiores. Adicionalmente, los chilenos no van a aceptar que durante otros veinte años, sus cotizaciones se destinen a préstamos y aportes a grandes empresas privadas, como ha venido ocurriendo desde que se privatizó el sistema de pensiones.
En efecto, como muestra un reciente estudio de Cenda entregado a la comisión asesora, entre 1990 y 2005, los trabajadores aportaron 23 billones de pesos (millones de millones de pesos 2005) a las AFP y compañías de seguros coligadas.
En el mismo período, éstas pagaron pensiones por 4.4 billones. Sin embargo, al mismo tiempo, el fisco les traspasó bonos de reconocimiento por 4.4 billones.
Es decir. ni un solo peso de las cotizaciones se utilizó para pagar pensiones.
¿Adonde fue entonces el dinero?
Parte importante, -2,5 pesos de cada 12,5 pesos cotizados- se lo embolsaron las propias AFP y compañías de seguro coligadas.
Otra parte, equivalente al 20% del fondo final, se prestó al fisco.
El grueso, sin embargo, el 80% del fondo total, se prestó a grandes conglomerados económicos. Un 30% del total está en el extranjero, la mitad en manos de sólo ocho fondos de inversión.
El 50% del total está en manos de 20 empresas que operan en Chile, y la mitad en manos de sólo 13 grupos económicos.
Eso no puede continuar.
Es necesario que las cotizaciones vuelvan a utilizarse para pagar pensiones. Para ello es indispensable reponer gradualmente el sistema de reparto, y reducir gradualmente la capitalización a un rol complementario, como existe en países más avanzados. Sólo medidas de esta naturaleza generarán un sistema capaz de concitar amplio consenso nacional.
Así lo han afirmado recientemente académicos de prestigiosas universidades y centros de estudios, que representan a un amplio arco político (ver www.cendachile.cl). Sus recomendaciones deben ser ahora tomadas en cuenta por la comisión interministerial. El informe de la comisión asesora, en cambio, deberá ser archivado en el museo de la inequidad, como tantas otras medidas de un período neoliberal que vive sus últimos estertores.

EL PAIS DE LOS PRIVILEGIADOS

Aunque en Chile opera un sistema de libre mercado, muchos consideran que el país sigue lleno de normas que limitan la competencia y crean privilegios, monopolios y distorsiones. En el primer estudio del Observatorio Económico de la Universidad Alberto Hurtado, el economista Claudio Agostini identificó -a su juicio- a diez grandes privilegiados por estas normas. Y no todos, dice, son conservadores de Bienes Raíces. También están en el mar, en el aire, en los desiertos, en el frío y en las salas de clases.

PorClaudio Agostini
Los economistas creemos firmemente que la libre competencia es motor de crecimiento económico y permite una asignación eficiente de los recursos. Por eso no nos gustan los monopolios y sí el libre mercado. Hay algunos que creen lo contrario y consideran que una economía de mercado genera sólo desigualdad, razón por la que se necesitan más protecciones y regulaciones. Y existen otros pocos que dicen creer en la libre competencia, pero cuando les toca competir, encuentran siempre una buena razón para pedir y obtener privilegios que se lo hagan innecesario.
En su libro "Barrera a la riqueza", Stephen Parente y el Nobel de Economía Edward Prescott argumentan que las grandes diferencias de ingreso entre países se deben, principalmente, a la falta de libre competencia y a los privilegios obtenidos por grupos de presión en los países más pobres.
Es tentador pensar que este mensaje no es para Chile: menos corrupto, más transparente y con más libre mercado que la mayoría de los países pobres y en vías de desarrollo. Sin embargo, los grupos privilegiados aquí son mayores de lo que muchos creen.

A continuación, algunos ejemplos relevantes:

1. Archiveros, notarios y conservadores
Los número uno en la lista son, sin duda, los notarios, archiveros y conservadores de Bienes Raíces. No sólo disfrutan de un monopolio vitalicio, sino que además lo obtienen a través de un proceso que no es precisamente una licitación competitiva y transparente. En 2006 bastó con que el gobierno anunciara una pequeña reforma al sistema para que la asociación que los agrupa se opusiera con fuerza, argumentando que se pondría en riesgo "la fe pública".
¿No existe otra forma de garantizarla que no sea con aranceles altos, lentitud en los trámites, falta de tecnología y poca transparencia en nombrar al garante de esa misma fe pública?
Si de verdad se necesita un servicio de conservadores con características monopólicas, ¿por qué no se licita por un número fijo de años?
Podrían participar quienes cumplan los requisitos necesarios y se le adjudicaría a quien ofrezca las menores tarifas a público.
2. Los agricultores que viven de las bandas
Los agricultores chilenos de oleaginosas, trigo y azúcar gozan de bandas de precios que impiden que tengan que competir con los productos importados. A pesar del fallo en contra de Chile de la Organización Mundial del Comercio por el uso de estas bandas, la Sociedad Nacional de Agricultura insiste en que se mantengan o se entregue un subsidio que compense su eliminación, argumentando que protegen a los pequeños agricultores y que eliminarlas tendría graves efectos sociales.
Sin embargo, la evidencia muestra que favorecen a unos pocos agricultores que no son precisamente los más pobres, mientras el resto de los chilenos comemos pan y azúcar más caros. Entre 1986 y 2003 los consumidores pagamos un sobreprecio por el azúcar que sumó US$ 523 millones, de los cuales un 44% lo recibió Iansa, un 24% los productores remolacheros y un 24% el Fisco.
3. Personas y empresas en regiones extremas
Quienes viven muy al norte o muy al sur, por "hacer patria", tienen enormes beneficios tributarios y subsidios que supuestamente aumentan el empleo y la inversión. Dichos beneficios partieron sólo con zonas francas en Iquique y Punta Arenas en 1975 y tenían fecha de expiración, pero se han renovado e incluso aumentado: abarcan ahora mayores zonas geográficas y llegaron a un costo de casi US$ 100 millones en 2005.
Todo esto a pesar de que la evidencia empírica internacional ha mostrado que este tipo de políticas no tiene efecto en la inversión o en el empleo, pero sí genera aumentos en el contrabando y en las empresas de papel y aumenta los costos de fiscalización y administración del sistema tributario. Hay evidencia en Estados Unidos de que estos regímenes especiales no se ubican precisamente en zonas de mayor desempleo o pobreza, sino que se localizan como resultados de lobby y de la acción de grupos de presión.
4. La construcción con menos IVA
Las constructoras gozan de una exención parcial de IVA desde 1975. La Cámara Chilena de la Construcción se opone a eliminarla; argumenta que aumentarían los precios de las viviendas, lo cual "perjudicaría a la clase media". Sin embargo, los números muestran que esta franquicia cuesta US$ 340 millones al año, de los cuales un 19,4% beneficia a compradores de viviendas sociales y un 45,9% a compradores de viviendas de alto estándar destinadas a ingresos altos. Si se elimina la exención al IVA y se traspasan esos recursos al Ministerio de Vivienda, se podría aumentar el presupuesto para viviendas sociales en un 76%.
5. Transportistas de tierra y mar
Los camiones generan grandes externalidades negativas en términos de contaminación, congestión, mantención de caminos y calles y accidentes de tránsito. Pero no pagan por esos costos, lo cual es un subsidio implícito que distorsiona, además, las decisiones respecto al uso de otros medios de transporte. Para eliminar esos efectos negativos y generar mayor competencia, bastaría con hacer pagar a los camiones por las externalidades que generan. La forma más simple de hacerlo es aumentar los peajes y el impuesto al diésel, que hoy es tres veces más bajo que el impuesto a las gasolinas. Pero la Confederación Nacional de Dueños de Camiones de Chile realizó un paro el año pasado para exigir que se rebaje el impuesto al diésel y se derogue el decreto que impide que los camiones más viejos, que son los que más contaminan y congestionan, ingresen al interior del anillo Américo Vespucio. La razón que justificaría estas medidas es poder "mantener su condición de pequeños empresarios que cumplen un rol insustituible en la actividad económica".
Los camiones no están solos en el sector transporte. En Chile está prohibido el cabotaje para empresas extranjeras. Es decir, empresas navieras o aéreas extranjeras no pueden transportar carga desde un puerto chileno hacia otro puerto chileno, a pesar de que recalan sin problemas con carga que llega y sale de Chile. Lo mismo ocurre con el transporte de pasajeros, tanto por mar como por aire.
¿Cuál es la justificación para esto, según las empresas chilenas?
Que los otros países hacen lo mismo. En principio parece razonable, pero es una mala razón. Si las empresas extranjeras son más eficientes, estaremos mejor permitiendo que los más eficientes actúen, aunque sean extranjeros. El efecto de esto es igual a lo que ocurrió con la rebaja unilateral de aranceles que adoptó Chile durante los '80 y principios de los 90. No hubo reciprocidad por parte del resto del mundo y como resultado ahora sólo tenemos autos y televisores importados.
¿Estamos peor por eso?
Yo creo que no.
6. Las AFP
Una de las propuestas importantes de la comisión Marcel, en términos de generar más competencia en el mercado de los fondos de pensiones, fue permitir la entrada de nuevos competidores y licitar paquetes de afiliados para que las AFP compitan por captarlos. Sin embargo, la Asociación de AFP se opone a estas medidas. La razón principal es que "entregaría una señal equivocada a los trabajadores, al obligarlos a afiliarse a la AFP más barata, que podría ser menos rentable". Sin embargo, los datos muestran que una mayor competencia bajaría las comisiones cobradas lo suficiente como para que las pensiones aumentaran un 8%.
7. Los oftalmólogos
El área de la salud también está en la lista. Como todos sabemos, los oftalmólogos controlan el número de becas de su especialidad que se asignan anualmente, limitando así la oferta de estos especialistas, que escasean en regiones. La Sociedad Chilena de Oftalmología dice que no es así, pero se opone a que los optometristas puedan recetar lentes ópticos, ya que eso "sería un riesgo para la salud porque la gente iría menos al oculista y no se detectarían enfermedades a tiempo".
8. Los funcionarios públicos con y sin armas
En el caso de los funcionarios públicos, el mejor ejemplo es el estatuto administrativo de 1989, que en la práctica garantiza el empleo independiente de lo bien o mal que alguien haga su trabajo.
Y los miembros de las Fuerzas Armadas no cotizan en AFP como el resto de los chilenos, ni se jubilan a los 65 años, sino que, en promedio, lo hacen a los 48 años y el 85% de sus pensiones lo financiamos entre todos.
Menos conocido es el caso de los prácticos en los puertos, quienes por razones de seguridad son los que hacen las maniobras de todas las naves que zarpan y atracan y las que cruzan algunos canales en el sur. Es decir, cuando un barco viene entrando a un puerto, el capitán de la nave debe entregar el control de ella a un práctico que será quien la recale.
Desde 1978, los prácticos son asignados con nombre y apellido a los barcos que entran a un puerto chileno sin que la empresa naviera pueda siquiera elegir qué práctico quiere usar. Dado que no se puede optar, tampoco se publican los registros respecto al número de accidentes causados por cada práctico en el pasado, o el tiempo promedio que se demora en hacer las maniobras.
Pero aún hay más: para ser práctico no hay concurso público, sino que son nombrados a discreción por la Dirección General de Territorio Marítimo. Como resultado, los prácticos son oficiales activos y en retiro de la Armada, quienes se aseguran así una renta monopólica.
Lo razonable es que exista una lista de condiciones para ser práctico, que cualquiera que las cumpla pueda serlo y que las navieras puedan elegir libremente qué práctico usar. Eso generaría competencia y bajarían las tarifas.
9. Las universidades del Consejo de Rectores y los profesores municipales
En el ámbito de la educación también hay privilegiados que no compiten de igual a igual. Un primer caso es el de las universidades del Consejo de Rectores, constituido arbitrariamente por un grupo de universidades públicas y privadas que tienen privilegios de financiamiento, crédito universitario y acceso a fondos concursables. Si bien desde 1980 se permite la creación de nuevas universidades privadas, el Consejo de Rectores constituye en la práctica un cartel de universidades que se resiste a competir de igual a igual con las nuevas universidades privadas. Hay algunas diferencias que podrían tener una justificación más que razonable, como por ejemplo que las universidades estatales reciban un aporte directo del Estado y las universidades privadas no.
Sin embargo, la Pontificia Universidad Católica de Chile es privada y recibe aporte fiscal directo. ¿Por qué?
Otra potencial razón para favorecer a un grupo de universidades es que realizan investigación, y que las universidades que son sólo docentes no. Ese sí es un buen argumento, pero resulta que hay universidades privadas que tienen más publicaciones científicas, obtienen más proyectos Fondecyt y realizan más investigación que algunas de las universidades del Consejo de Rectores. ¿Por qué no extender esos beneficios a dichas universidades privadas y quitárselos a las que pertenecen al Consejo de Rectores que no cumplen con hacer investigación en cantidad y calidad suficientes?
Un segundo caso en el sector educación es el de los profesores municipales, que gracias al Estatuto Docente de 1992 tienen prácticamente garantizado su empleo y su cargo mientras no renuncien, se mueran o falten a la probidad. Adicionalmente, su estructura de remuneraciones determina que la antigüedad es lo que juega el rol más importante en su sueldo. De hecho, la asignación de antigüedad tiene un reajuste fijo establecido por ley (6,76% por los primeros dos años y 6,66% por cada dos años adicionales).
¿Quién no quisiera un trabajo en el que hay prácticamente inamovilidad y cuyo sueldo depende del paso del tiempo y no de qué tan bien o mal se hace?
10. Los medianos empresarios mineros
La Empresa Nacional de Minería (Enami) entrega alrededor de US$ 12 millones al año en subsidios directos e indirectos a la pequeña y mediana minería.
¿Quiénes reciben esos subsidios?
En teoría, los pequeños mineros pobres. En la práctica, medianos empresarios que arriendan sus propiedades a los pequeños mineros para poder captar el subsidio, o tienen empresas familiares y presionan a través de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) para obtenerlo.
Ojo: dos miembros del directorio de la Enami son nombrados por la Sonami. Es decir, en las sesiones de directorio donde se discuten los subsidios y los créditos que reciben los pequeños y medianos mineros, incluyendo las renegociaciones, tienen derecho a dos votos los beneficiarios de esos subsidios y créditos.
¿En qué empresa del mundo los clientes o los proveedores tienen 20% de los votos?
¿En qué empresa del mundo el que tiene 100% de la propiedad de la empresa puede nombrar sólo al 70% del directorio?
La lista es aún más larga y sería importante tenerla completa para tomar conciencia de su magnitud. Sería aún mejor si lográramos cuantificar el efecto negativo que tienen en nuestra economía todas las excepciones que favorecen a unos pocos a costa de la mayoría, pero probablemente no hay datos para hacerlo.
Sin embargo, la dificultad en cuantificar sus efectos no puede ser excusa para no hacer cambios profundos, especialmente dado el contexto de reformas microeconómicas que se ha discutido los últimos años con el propósito de hacer más competitiva la economía, aumentar el crecimiento y avanzar en la igualdad de oportunidades.
Necesitamos avanzar al menos en dos direcciones.
En primer lugar, necesitamos generar mayor competencia, por lo que es necesario eliminar todos los privilegios que la reducen. Pese a lo que muchos plantean, no se requieren más regulaciones, sino más mercado. Lo más difícil, sin embargo, es atreverse a quitar los beneficios a fuertes grupos de presión que harán lo imposible para que ello no ocurra.
En segundo lugar, y para prevenir que estas cosas se repitan y aumenten en el futuro, necesitamos una institucionalidad que dificulte la implementación de políticas públicas que benefician a poderosos grupos de interés a costa de la mayoría de los chilenos. Esto implica más transparencia y mayor "accountability" en la toma de decisiones de todas nuestras autoridades.En este último aspecto hay todavía mucho que avanzar.
En el ámbito parlamentario, no sólo la votación de cada diputado y senador en cada proyecto de ley, tanto en sala como en comisiones, debiera ser pública y de fácil acceso para los ciudadanos, sino también su patrimonio y una lista de cada uno de los financistas de su campaña.
Deberían existir también inhabilidades para participar en la discusión y votar en materias donde hay conflictos de interés.En el ámbito gubernamental, hay algunos cambios que son fáciles de implementar, que ya existen en países desarrollados y que ayudarían en la transparencia del gobierno, como que la agenda diaria de entrevistas y reuniones de cada ministro, subsecretario, superintendente y jefe de servicio sea pública y esté fácilmente accesible en la página web institucional.
Finalmente, el Estado debiera tener mecanismos independientes de evaluación de políticas públicas, tanto antes como después de implementarlas. Incluso más: la aprobación presupuestaria debiera estar condicionada a una evaluación independiente que justifique el uso de recursos en dicha política pública.
Un esquema de este tipo se utilizó para aprobar el presupuesto de Enacar y como resultado se terminó cerrando las minas de carbón que generaban enormes pérdidas para el Estado y eran financiadas por todos los chilenos.
Si existiera un sistema de este tipo, ¿mantendríamos todos los privilegios existentes para unos pocos a costa de todos?
La respuesta a esta pregunta podría ser sí; pero lo grave es que en realidad no sabemos la respuesta y al parecer poco importa.
Peor aún: a quienes más les importa, no les interesa ni les conviene que se sepa.
¿Tendremos igualdad de oportunidades así?
¿Podremos llegar al desarrollo de esa forma?

El reino de la desigualdad

Cada vez son menos los que creen el cuento de que un crecimiento de la economía por sobre el 6%, es bueno para todos los chilenos.
La vida ha demostrado brutalmente que el crecimiento va por un lado y el desarrollo del país, por otro. Mientras unos pocos ven crecer sus haberes en 100% o más, muchos otros no tienen ningún haber que se pueda incrementar.
Verdades de este estilo se escucharon en el foro “Construyendo igualdad: ¿Continuidad o ruptura?”. Esas verdades, por ser pan de cada día para la mayoría del país, están lejos de ser revelaciones, pero no es común oírlas públicamente en boca de dirigentes de la propia Concertación.

EL COMPROMISO DE CURANILAHUE
“Durante los gobiernos de la Concertación no se ha avanzado en absoluto hacia una mayor igualdad”, afirmó Roberto Pizarro, recordando, de paso, que esa fue una de las promesas olvidadas de la campaña presidencial de Ricardo Lagos. Incluso citó palabras pronunciadas por “el candidato Lagos” en Curanilahue: “Mejoraremos la distribución del ingreso fortaleciendo las oportunidades de los que han quedado rezagados.
Apoyaremos las Pymes, la capacitación de los trabajadores, el desarrollo de las zonas atrasadas y el mejoramiento del poder de negociación de los más débiles. El reto que asumimos ahora es la lucha contra las desigualdades”.
El reto le quedó grande a la Concertación. Si bien Pizarro reconoció que la desigual distribución de los ingresos se arrastra por décadas, agregó que ésta se profundizó a partir de 1974 con la implementación del modelo neoliberal. “Y entre 1990 y 2000 incluso empeoró”, dijo. Las cifras son claras: en 1990 los ingresos autónomos del decil más pobre correspondían a 1,4% y los del decil más rico, a 42,2%, y en el 2000 eran de 1,1% y 42,3%, respectivamente.
Chile figura entre los doce países del mundo con peor distribución de ingresos, según el Informe de Desarrollo Humano del PNUD (2003) y el Banco Mundial, “lo que contrasta con ser un país de gran libertad económica y bajísimo riesgo país”.
Lo preocupante de esta situación, sobre todo porque la igualdad está estrechamente ligada al ejercicio de derechos humanos y sociales fundamentales, y a la libertad para elegir entre diversas opciones. “Los males sociales, como la delincuencia, la drogadicción y el narcotráfico, tienen alta correlación con la diferencia de oportunidades en la vida entre una persona que vive en La Dehesa y otra que vive en La Pintana”, señaló.
¿Cómo atacar el problema?
Roberto Pizarro cuestionó la visión predominante en la derecha, el centro y parte de la Izquierda, en el sentido que más y mejor educación es la palanca para que las personas salgan del círculo de la pobreza y superen por sí solas las inequidades.
Demostró, con números, las cada vez más abismantes diferencias de recursos y resultados entre las escuelas municipalizadas y las privadas.
Por ejemplo, la prueba Simce 2003, aplicada a los segundos años de enseñanza media, ratificó que se mantiene intacta la brecha que separa a unos de otros: nada menos que 65 puntos de diferencia en castellano y 87 puntos en matemáticas. Sólo cinco colegios municipalizados se encuentran entre los 200 establecimientos con mejores puntajes en la prueba de admisión universitaria (PSU).
“O sea, la calidad educacional es mala, pero no para el 8,5% de los niños ricos que estudian en los colegios privados. ¿Y cuál es la gran diferencia? En esos colegios el gasto por alumno es de 2.772 dólares al año, mientras el gasto público es apenas de 600 dólares anuales por estudiante. Es decir, cinco veces menor. Por lo tanto, los mejores profesores, la mejor infraestructura y los mejores materiales están en los colegios privados”
También se refirió a la forma en que se expresan las desigualdades en todas las esferas de la sociedad, salud, previsión, cultura, medios de comunicación -comenzando por la TV-, y a la situación debilitada del movimiento sindical y su desmedrada capacidad de negociación.
Al mismo tiempo, mencionó otros factores de desigualdad que deberían ser revisados, como la institucionalidad económica y social, que puso fin a la aspiración de igualdad -vía sistemas solidarios- en salud, educación y previsión al cambiar las políticas sociales universales por políticas focalizadas.
A eso se agrega la apertura indiscriminada de la economía, que se ha traducido en una enorme concentración de la riqueza, por un lado, y en el descalabro de la micro, pequeña y mediana empresa, por otro. Este proceso, favorecido por la falta de regulaciones, también incide en lo político debido a los muchos lazos que se tejen entre el sector empresarial y funcionarios del Estado.En su opinión, la única manera de equilibrar realmente la balanza es traspasar recursos de los más ricos a los más pobres, mediante una reforma tributaria progresiva que permita al Estado recibir mayores aportes de las empresas.
Y, además, volver a la universalidad en las políticas públicas; fortalecer los sindicatos y otras organizaciones del mundo social, incluso entregando aportes del Estado con ese propósito; apoyar a las Pymes a través del Banco “del” Estado (es decir, retomando su antiguo nombre y función, etc).
“La profunda desigualdad no resiste más en Chile”, concluyó Pizarro.

TEMA POLITICO
Los comentarios fueron diversos, pero no contradictorios. El rector de la Universidad de Chile, Luis Riveros, se refirió al contrasentido del modelo económico chileno que presenta buenos niveles de crecimiento, pero fracasa en disminuir la brecha social.
Precisó que la desigualdad actúa como un techo para el crecimiento. Mencionó, junto a las grandes inequidades salariales, la desigualdad entre las regiones y entre hombres y mujeres. Y recalcó que “este no es un tema económico, es político”.
Raúl de la Puente se planteó por el cambio del modelo neoliberal, que ha acentuado la desigualdad a nivel mundial. Afirmó que la educación perpetúa la mala distribución del ingreso, y responsabilizó a la legislación laboral de haber debilitado y destruido la capacidad de negociación del movimiento sindical.
Señaló que el camino para un nuevo sindicalismo y un nuevo movimiento social es cuestionar y actuar contra los centros de poder. “Hay que ir más allá de las reivindicaciones corporativas para pronunciarse sobre los grandes problemas nacionales y del mundo”, dijo. En ese sentido, rescató los últimos planteamientos de la CUT, Anef y del Foro Social Mundial.
Para Jorge Arrate, “la inequidad es un tema económico-social, político y cultural que requiere un conjunto masivo de medidas”, lo cual demanda un esfuerzo colectivo. En ese sentido, propuso formar “un gran pacto nacional por la igualdad” que vaya más allá de los partidos.“¿Para quién ha gobernado la Concertación durante todos estos años, a la luz de los registros mencionados aquí, que tienen que ver con la distribución del ingreso y los niveles de equidad? ¿Cuál es el sentido de proyectar la Concertación tal cual la conocemos hoy?”, preguntó Carlos Ruiz, de La SurDA, luego de analizar las transformaciones gestadas por la dictadura y profundizadas por la coalición gobiernista. “La Concertación fracasó en devolverle a esta sociedad la humanidad perdida en las últimas décadas, a partir de la experiencia autoritaria”, afirmó. Y añadió que el desafío inmediato es la constitución de una nueva fuerza social y política, para volver a pensar en otro modelo de sociedad. Se precisa un esfuerzo de articulación en una alianza amplia, no sólo contra el neoliberalismo, sino también contra el ordenamiento político actual, en particular el binominalismo. “De lo contrario, poco vamos a avanzar más allá de la crítica en la tarea de la equidad, la democracia y otras cruzadas que tenemos por delante”, sostuvo.
Carlos Altamirano destacó el enorme desarrollo que ha tenido la derecha en todo el mundo -a nivel de partidos, instituciones, Iglesia Católica, etc.-; el atraso cultural de Chile que se refleja, especialmente, en el conservadurismo con que se abordan temas como la eutanasia, el aborto y la anticoncepción, y la desigualdad constitucional mediante la cual “los militares eligen cuatro senadores, la misma cantidad que eligen en Santiago cinco millones de ciudadanos”.
También insistió en la necesidad de crear fuerza política con capacidad para hacer la “gran reforma intelectual y moral de este país. Mientras no exista fuerza política, toda apelación a darle más cabida a las Pymes, etc., no tendrá mayor asidero -dijo-.
El gobierno de la Concertación asumió íntegramente el proyecto neoliberal; dudo que exista un país que aplique una política neoliberal más extrema que Chile (...)
Por eso, lo fundamental es crear esa fuerza política, incluso de orden testimonial, aunque no se alcance el poder (...), una fuerza que pueda ir abriendo en el país una perspectiva distinta a los chilenos”.
Y agregó: “Como Concertación, somos retaguardia de la historia”.
También criticó a quienes eran de Izquierda y hoy aceptan totalmente el modelo neoliberal. En su opinión, “la real vanguardia del pensamiento político no está en los partidos, sino en los grandes movimientos sociales mundiales, feministas, ecologistas, de derechos humanos...” a partir de los cuales se puede ir configurando una nueva perspectiva histórica... Y así. Todo partió con la desigualdad que consume al país, y que no tiene nada de casual. Queda claro que tampoco se llegará a la igualdad por mera casualidad


Inequidades por mil
CONCENTRACION PATRIMONIAL (favorecida por la escasa regulación y la debilidad de las políticas hacia las Pymes):- Entre las mayores fortunas del mundo (Revista Forbes) aparece Chile con tres representantes: Andrónico Luksic (subió del N° 256, en 2002, al N° 140, en 2003), Eliodoro Matte (N° 176) y Anacleto Angelini (N° 205). - Sólo 16 grupos económicos explican el 80% del PIB.
MAS CONCENTRACIONES...- Cuatro bancos dominan el sector financiero: Colocaciones Banco Chile (18%), Santander (24%), Crédito e Inversiones (11%) e Hipotecario (7%).- Siete AFP (de 20, en 1993) manejan los 45.000 millones de dólares que capta el sistema privado de previsión.- Tres grandes tiendas (Almacenes París, Falabella y Ripley) dominan el mercado.
Y MAS DESIGUALDAD...- Las Pymes representan el 80% del empleo, pero no hay políticas que las sustenten realmente.- La participación de las ventas de las micro, pequeñas y medianas empresas disminuyó de 27%, en 1994, a 22%, en 2001.- La banca les cobra altas tasas de interés, y no se benefician ni con la baja de las tasas del Banco Central ni con el “bajo riesgo país”.- Las tres grandes tiendas, junto con los supermercados, ahogan a las Pymes proveedoras mediante cobro de publicidad, traspaso de riesgos y costos... Reproducen la desigualdad cobrando varias veces más a la gente de menos recursos mediante tarjetas de crédito con altos intereses (65% en promedio). Así, Falabella se convirtió en banco. Y Sernac reclama infructuosamente...
SALUD PARA RICOS Y PARA POBRES- La mortalidad infantil en Puerto Saavedra es 14 veces más alta que en Vitacura. Y en la comuna de Independencia, es 7 veces más alta que en Vitacura.- Las expectativas de vida son entre 10 y 20 años menores en las comunas pobres, en relación con las ricas.- Dos tercios de las horas médicas se invierten en el sistema privado, que da cobertura a menos de un tercio de la población.- Fonasa tiene varias veces menos recursos que las isapres y da cobertura al 80% de la población.- Los gastos de administración en el sector privado son varias veces más altos que en el sistema público. Y no cubren a los pobres, a los ancianos ni a las personas con enfermedades catastróficas. Para peor, a las mujeres les ponen trabas escandalosas (“planes sin útero”)
27 de mayo de 2004

Declaración Conferencia Episcopal de Chile acerca del conflico laboral de Codelco

Desafíos de fondo en los recientes conflictos laborales

“Cambian las formas históricas en las que se expresa el trabajo humano, pero no deben cambiar sus exigencias permanentes, que se resumen en el respeto de los derechos inalienables del hombre que trabaja” (Compendio Doctrina Social de la Iglesia, Nº 319).
1. La subcontratación es una realidad muy extendida en el mundo, sobre todo en las grandes empresas. Progresivamente se ha ido convirtiendo en un mecanismo para disminuir los costos laborales, pudiendo afectar las condiciones de trabajo y la equidad en la remuneración, para elevar la productividad de las empresas. Desgraciadamente, en este régimen muchas veces el trabajo no se realiza en condiciones dignas y justas.
2. La ley que recientemente modificó en Chile las normas sobre el régimen de subcontratación ha constituido un avance significativo que corrige en parte esta grave injusticia, ya que avanza en equiparar las condiciones de trabajo de quienes realizan una misma labor para una misma empresa.
3. Sin embargo, el cambio de una realidad asentada durante largo tiempo suele generar tensiones y presionar hacia situaciones extremas, como hemos visto en diversos movimientos laborales, algunos lamentablemente acompañados de violencia. En este caso, como en otros, la violencia es el síntoma de una situación de inequidad evidente que no ha sido resuelta por nuestra sociedad. Los trabajadores tienen el legítimo derecho de movilizarse a través de sus organizaciones representativas para reclamar lo que la ley les confiere y en justicia les pertenece. Pero nada justifica la violencia ni el atropello a los derechos de otras personas.
4. Se requiere avanzar en el tema de la negociación colectiva en régimen de subcontratación, en el ámbito de la empresa. Los recientes episodios son una muestra de la insuficiente legislación en esta materia. El derecho a la negociación colectiva en términos efectivos, es un derecho básico que el concierto internacional y la propia Iglesia reconocen a los trabajadores. Este reconocimiento no es completo si por una formalidad se impide al trabajador entenderse con quienes más directamente se benefician con el fruto de su esfuerzo.
5. Hacemos un llamado a empresarios y trabajadores, a las autoridades de gobierno y a los legisladores, para que aborden estas situaciones con espíritu de concordia, procurando buscar el bienestar de quienes carecen de lo necesario para vivir. San Alberto Hurtado nos decía: “Habrá justicia social cuando sea el bien común y no el interés particular el que regule la distribución de los bienes” (¿Cómo remediar la desarticulación de la vida moderna?, 1939). Es preciso avanzar con rapidez y decisión hacia una dignidad del trabajo y el pleno respeto a los derechos básicos de los trabajadores.
6. Instamos a dignificar la política, que es una noble actividad humana, basada en el respeto a todo ser humano. Necesitamos escucharnos y abrirnos a buscar soluciones que integren los distintos puntos de vista, para resolver los dramáticos problemas de pobreza y trabajo precario que angustian a alrededor de un millón de chilenos. Esto sigue constituyendo un escándalo en un país que ha crecido tanto en los últimos años, que está siendo capaz de disminuir la pobreza, y que cuenta con recursos para construir una sociedad más justa y equitativa.
7. Nos aprestamos a iniciar el Mes de la Solidaridad, en que recordamos la palabra y la acción de san Alberto Hurtado. Él nos enseñó que sólo una síntesis plenamente humana nos permite encontrar el verdadero sentido al trabajo. Que su palabra visionaria de hace varias décadas nos ilumine en los importantes desafíos de hoy.

Por el Comité Permanente de la Conferencia Episcopal de Chile† Alejandro Goic Karmelic Obispo de Rancagua Presidente† Cristián Contreras Villarroel Obispo Auxiliar de Santiago Secretario General
Santiago de Chile, 18 de julio de 2007