domingo, 20 de julio de 2008

Curiosidades de El Mercurio: Negocios Incestuosos II

Como informamos en la edición anterior, Agustín Edwards había intentado rescatar su conglomerado endeudándolo durante el tiempo de la “plata dulce”. Además de formar su propia financiera, sus holdings empresariales se endeudaron en dólares cuando la divisa se cotizaba a 39 pesos. El Mercurio compró una nueva prensa rotativa y computarizó sus operaciones.


Empresa El Mercurio Sociedad Anónima Periodística (EMSAP) había adquirido deudas por 13 millones de dólares hacia 1980, cifra que representaba el 30 por ciento de sus activos. El Mercurio no tuvo problemas hasta que Pinochet despidió a Sergio De Castro, que había mantenido el precio del dólar en 39 pesos. Pero la moneda yanqui costaba 165 pesos en 1985, lo que ayudó a que la deuda de EMSAP llegara a 100 millones de dólares.
La crisis económica afectó a todo el mercado, lo que causó una caída importante en la inversión publicitaria justo cuando el diario más lo necesitaba. El Mercurio pasó de tener utilidades por 14,5 millones de dólares en 1980 a pérdidas por 22,5 millones en 1983. El diario redujo sus gastos en los suplementos, despidió a administrativos y miembros del equipo periodístico y bajó los salarios de los empleados que quedaron.
Sin embargo, la plana directiva siguió gastando a pesar de que la deuda totalizaba tres veces y media el valor de sus activos. En condiciones normales los banqueros no prestarían a una empresa que cuya deuda sobrepasaría en un 150 por ciento sus activos, y menos a una empresa periodística. El Mercurio se ahogaba. Había llegado el momento de “maquillar” los libros de contabilidad.
El Mercurio “maquilló” su balance; aumentó los activos en el rubro de dineros que debían recaudar sus compañías afiliadas, otras empresas del grupo Edwards. Entre 1982 y 1983 la contabilidad que El Mercurio anota bajo el rubro “cuentas por cobrar de empresas relacionadas y afiliadas”, saltó de 4,2 a 8,6 millones de dólares.
Durante este período de 6 meses, disminuyeron las cuentas por cobrar de clientes y deudores de El Mercurio, mientras las cuentas por cobrar de sus afiliados aumentaron en 62 por ciento. ¿Cómo pudo ocurrir esto? EMSAP había comprado acciones de otras empresas de Edwards, obtenía préstamos para ellas, las que a su vez pagaban a El Mercurio de manera disciplinada. Mediante este maquillaje, Edwards pudo mantener en pie su cadena de periódicos.
Las cosas iban viento en popa también para el Banco que llevaba el nombre de la familia. En enero de 1983, se agudizó la crisis económica y el gobierno intervino 5 bancos, dejó otros 2 bajo estricta observación y liquidó dos más, debido a la presión de la comunidad bancaria internacional que exigió –y recibió- una garantía 5,6 mil millones de dólares de Chile. El gobierno, sin embargo, no intervino el Banco de A. Edwards, a pesar de que sus deudas a instituciones extranjeras totalizaban 201 millones de dólares. El Estado terminó cubriendo la deuda externa del Bando de A. Edwards sin recibir nada a cambio: ni acciones, ni propiedades, ni garantías.
Y este Banco no estaba en mejores condiciones que los otros. El Banco Concepción y el Banco de Chile, por ejemplo, fueron puestos bajo el control de un interventor, a pesar de que sus balances tenían mejor aspecto. Se puede asumir que Edwards fue protegido por la presencia de sus hombre en la dictadura, y por los Chicago Boys que habían publicado en El Mercurio desde los años 60, cuando nadie los escuchaba. Y cuando Pinochet despidió a de Castro, Edwards le dio trabajo. En ese momento Álvaro Bardón, Chicago Boy y editorialista de El Mercurio, era subsecretario del Ministerio de Economía.
Aunque el grupo Edwards, y El Mercurio en particular, se estaban hundiendo, el Banco del Estado les otorgó préstamos frescos, elevando el total de su deuda –sin incluir lo castigado por bancos comerciales internacionales- a 67 millones de dólares